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Zoé Valdés

Madres no, drones sí

El pueblo de Cuba decidió lanzarse a las calles reclamando lo más preciado para el ser humano, tras más de 62 años de una férrea y cruel tiranía militar.

El pueblo de Cuba decidió lanzarse a las calles reclamando lo más preciado para el ser humano, tras más de 62 años de una férrea y cruel tiranía militar.
Observatorio cubano

Para nadie es un secreto ya que las revueltas en Cuba que se produjeron a partir del pasado día 11 e iniciadas en San Antonio de los Baños fueron espontáneas, en un anhelo lógico de libertad. El pueblo de Cuba decidió lanzarse a las calles reclamando lo más preciado para el ser humano, tras más de 62 años de una férrea y cruel tiranía militar.

Durante estos días el mundo ha visto, aunque de medio lado, los disparos contra la población desarmada e indefensa, las capturas dentro de sus propias casas de esos valientes, delante de mujeres e hijos, los secuestros de jóvenes de ambos sexos, maltratados, torturados y desaparecidos; como ocurrió hasta ayer con Jonathan Porto, y el caso de Daniela Rojo, hermana del músico exiliado en Nueva York Danny Rojo.

Daniela tiene 24 años, es madre de dos hijos pequeños. La arrastraron desde la calle de su barrio y la desaparecieron; ayer por fin pudieron localizarla en el Vivac de Calabazar, donde espera por un juicio político. Las condenas podrían ir hasta un año. Sólo por manifestar pacíficamente y demandar lo que nos merecemos desde hace más de medio siglo: Libertad.

Hemos visto a una madre desesperada golpearse, mesarse los cabellos, gritar que su hijo se desangraba en una cárcel y que en lugar de conducirlo a un hospital para cubanos (que ya sabemos lo que son) lo irían a presentar así en ese estado moribundo en el tribunal político militar. Hemos sabido que otra madre, tras perder a su hijo de un balazo por la espalda, decidió suicidarse. Demasiado dolor e infamia. El mundo impávido.

Así y todo, esas madres se han organizado y quisieron salir a las calles en una protesta silenciosa y pacífica por sus hijos; se lo han impedido, amenazándolas. Todo esto me imagino yo también azuzado desde el ghetto Grantero de Miami, que de lejos no sabe más que idear tramas para que otros se inmolen mientras ellos se enriquecen. Hemos leído también en redes sociales que algunos supositores socialistas y youtuberas Stars afirman su preferencia por la tiranía que los oprime antes que los drones que los liberarían posiblemente en dos horas. Lamentable. Pero el problema de Cuba no son todos los cubanos, como se ha dicho, no. El problema de Cuba es la de estos cubanos pendejos y socialistones que aspiran a que el Grupo Prisa los condecore con el Ortega y Gasset sin haber leído siquiera al pensador y filósofo, y peor, sin siquiera enterarse de que se trata de una sola persona, y no de dos, como en su momento creyó Haydée Santamaría, aquella otra culpable a la que suicidaron por la espalda sus propios compinches castristas.

Cuba no necesita a madres esforzadas llorando en las calles mostrando su fragilidad de madres ignoradas y olvidadas. Cuba necesita drones. Cuba no necesita donaciones norteamericanas, ni vacunas norteamericanas, ni ninguna migaja para que el régimen pueda afianzarse todavía más en el poder y continúe reprimiendo y asesinando. Cuba necesita drones. Cuba necesita intervención militar humanitaria ya. Nos lo deben desde las Trece Colonias y el aporte de los cubanos en dinero contante y sonante para la fundación de esa gran nación norteamericana, como recordó recientemente Fernando Godo.

Estados Unidos nos lo debe desde las sucesivas traiciones en el quita y pon de presidentes. Nos lo deben desde Bahía de Cochinos y el Escambray. La deuda de Estados Unidos con Cuba y su libertad es tan grande que no pudiera ni siquiera pagarse con un puñado de drones enviados directamente a las cabezas de los tiranos y esbirros. Estados Unidos está en la deuda y deber comprometerse con la libertad y reconstrucción de Cuba; apartando, eso sí, a todos esos dialogueros, aprovechados y pachangueros que no han hecho más que estorbar siempre con sus comemierderías pajifistas e intereses de daddy sugar interponiéndose en el camino hacia el fin de toda esta tan larga pesadilla.

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