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El café puede ser tu aliado o tu enemigo: los hábitos que anulan sus beneficios sin que lo sepas

Aunque mejora el ánimo y la mente, su efecto se pierde si lo tomas mal: desde hacerlo en ayunas a añadir azúcar.

Aunque mejora el ánimo y la mente, su efecto se pierde si lo tomas mal: desde hacerlo en ayunas a añadir azúcar.
Dos tazas cargadas de café con leche. | Pixabay/CC/dorofeevajana

Desde hace tiempo existen numerosos estudios que aseguran que un consumo moderado de café puede estar asociado con beneficios como la mejora de la función cognitiva, una menor probabilidad de desarrollar enfermedades crónicas y un impacto favorable en el estado de ánimo. De lo que no es consciente la gente es que habitualmente se llevan a cabo hábitos dañinos que pueden contrarrestar estos efectos positivos. Por este motivo, es esencial prestar atención a la forma en que se prepara y consume el café, ya que ciertas costumbres pueden introducir azúcares innecesarios o permitir la presencia de pesticidas nocivos, alterando así sus cualidades beneficiosas.

Cantidad diaria recomendada

Para aprovechar estos beneficios sin sufrir efectos adversos, también es importante no exceder la cantidad diaria recomendada. En general, los adultos pueden consumir entre 300 y 400 miligramos de cafeína al día, lo que supone de tres a cinco tazas de café, mientras que las mujeres embarazadas deben limitar su consumo a 200 miligramos. Para quienes padecen hipertensión u otras condiciones médicas, es aconsejable consultar con un médico, ya que la cafeína puede aumentar la presión arterial en algunas personas.

Además, en general, aunque el café tiene muchos beneficios, su consumo excesivo puede provocar efectos secundarios como insomnio, ansiedad, nerviosismo e incluso taquicardia. Las personas que consumen grandes cantidades de café de manera habitual también pueden desarrollar dependencia a la cafeína, experimentando síntomas de abstinencia como dolores de cabeza y fatiga cuando dejan de consumirla de repente.

¿Qué no hacer al tomar café?

Uno de los primeros consejos es evitar añadir azúcar al café, ya que esto aumenta los niveles de glucosa en sangre, lo que contribuye a la inflamación, un factor de riesgo para enfermedades crónicas como la diabetes y afecciones cardíacas. En su lugar se pueden añadir edulcorantes naturales como la stevia o el monk fruit. Ocasionalmente también se le puede añadir miel, que no deja de ser azúcar.

Algo en lo que quizá no tanta gente repara es la importancia de la calidad del café. Elegir café orgánico es esencial para evitar la exposición a pesticidas, que a largo plazo pueden afectar la salud. Además, lo mejor es que quienes sufren de acidez o problemas digestivos elijan café tostado oscuro, que es más suave para el estómago por contener menos cafeína.

Finalmente, es muy importante mantenerse hidratado al beber café, ya que su efecto diurético puede deshidratar el cuerpo. Para compensar, lo ideal es beber dos vasos de agua por cada taza de café, asegurando así una correcta hidratación y bienestar general.

También hay que cuidarse de consumir café en exceso. El motivo es que, como todos sabemos, contiene cafeína, que en dosis moderadas puede mejorar la concentración y aumentar la energía. Sin embargo, un consumo excesivo puede causar nerviosismo, insomnio, aumento del ritmo cardíaco y dependencia. Hay que destacar también el gran error que comete todo o casi todo el mundo.... Beber café en ayunas. Esto es un error ya que puede aumentar la acidez gástrica, provocando molestias como ardor o gastritis a largo plazo. Es mejor consumirlo después del desayuno o acompañado de alimentos.

Por supuesto, como se ha dicho antes también, hay que tener cuidado con lo que se le añade al café. El azúcar, las cremas y los siropes pueden convertir una bebida saludable en una fuente de calorías vacías y azúcar excesiva, por lo que lo mejor es optar por opciones naturales o moderar estos ingredientes. Tampoco hay que tomarlo demasiado caliente ya que puede dañar la mucosa del esófago y aumentar el riesgo de lesiones en la garganta.

Depender de él para compensar el sueño es otro de los grandes errores que suelen cometerse. El motivo es que, depender del café como sustituto del descanso adecuado puede generar problemas de salud a largo plazo. Y, por último, hay que tener cuidado con las horas en las que se consume café. Esto es porque consumir café en la tarde o noche puede interferir con el sueño, especialmente en personas sensibles a la cafeína.

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