
Los primeros pasos de Christian Brueckner —principal sospechoso por la desaparición de Madeleine McCann— tras salir de la cárcel de Sahnde (Hannover), el pasado 17 de septiembre, han puesto en alerta a la policía alemana. El diario The Sun ha sacado a la luz la conversación que el depredador sexual alemán mantuvo con el empleado de una tienda en la que el exconvicto quiso comprar un móvil que no se pudiera rastrear.
Según su testimonio, Brueckner le pidió que le vendiera el terminal sin registrar la identidad de la persona que lo compraba —que es ilegal allí—. Pero él se negó. "Sé quién eres", le habría dicho. En las imágenes de la cámara de seguridad se aprecia perfectamente cómo el sospechoso de haber raptado y posiblemente matado a la menor británica en 2007 le enseña la pulsera telemática de su tobillo y charla con el dependiente.
Brueckner le habría dicho al empleado de la tienda que necesitaba el teléfono para contactar con sus abogados. "Sacó un bolígrafo promocional de su abogado y me dijo que esa era la única forma que tenía de contactar a su equipo legal", asegura el vendedor. "No podía creerlo: su único contacto en el mundo era un número de teléfono en un bolígrafo de oficina", añade.
"Fue entonces cuando me preguntó de una manera muy extraña si podía comprar una tarjeta SIM sin documento de identidad. Eso significaría que nadie podría rastrear sus llamadas", explica. "Fue aterrador que siquiera lo preguntara", exclama. Cabe recordar que uno de los indicios que le señalan como sospechoso en el caso de la pequeña Maddie es que la geolocalización de su móvil le sitúa en Praia da Luz cuando se produjeron los hechos.
Pero lo más inquietante de la conversación que Brueckner mantuvo con el trabajador de la tienda es que le aseguró que tiene en su poder información que "podría poner fin al escándalo del siglo" y también a las acusaciones contra él. No mencionó la desaparición de Madeleine, pero el dependiente dio por hecho que se refería al caso de la menor a la que secuestraron en el Algarve portugués.
Quieren acabar con él
"Me dijo que tiene información especial sobre algunas personas y por eso quieren acabar con él", añade el vendedor —que se muestra sorprendido de que le eligiera a él para contarle todas esas cosas tras tantos años de silencio—. "No aguantaré mucho aquí, quizás me asesinen", le llegó a decir. "Afirmó que todo lo que le había pasado era una injusticia", asegura el empleado de la tienda.
Brueckner, que acaba de salir de la cárcel por la violación de una anciana estadounidense en Praia da Luz en el año 2005 y que ha sido acusado de múltiples delitos sexuales en el pasado, dice ahora que "no tenía nada que ver con las cosas por las que fue condenado y acusado". Cuando el tendero le recuerda que "encontraron tu ADN en la cama de una de las víctimas", el exconvicto respondió: "Sí, pero también otras 14 muestras de ADN".
El caso Madeleine
El fiscal alemán encargado del caso de la desaparición de Madeleine, Hans Christian Wolters, ha manifestado en diferentes ocasiones que cree que Brueckner secuestró y mató a Maddie. Cuando la pequeña desapareció, él vivía a unos 3 kilómetros del complejo en el que veraneaban los McCann y la geolocalización de su teléfono lo sitúa en la zona la noche de los hechos.
En su momento, también reveló la existencia de una conversación de chat en la que Brueckner reconoce aspectos como que quería "atrapar a un niño pequeño y usarlo durante días" e incluso grabar en vídeo "cómo lo torturo". Estaba "obsesionado" con los niños, aseguró el representante del ministerio público.
Un testigo clave
Brueckner vivió en el Algarve desde 1995 hasta 2007. Se marchó a Alemania poco después de la desaparición de la pequeña británica. En 2002, un antiguo amigo suyo de la época en la que residió en Portugal contactó con Scotland Yard y le incriminó en lo que le ocurrió a la pequeña Maddie.
El testigo aseguró que se encontró con Brueckner en el pueblo español de Órgiva unas semanas después de que se perdiera la pista de la menor de 3 años en Praia da Luz, que hablaron del caso y él realizó una afirmación que le señalaría como el responsable de lo que le sucedió a la niña británica.
Según su relato, él le comentó a Brueckner que le parecía extraño que Madeleine hubiera desaparecido sin dejar rastro. Su respuesta: "Sí, no gritó". "Hablaba en serio", aseveró el testigo. Es ahí cuando los investigadores descubren que el móvil del sospechoso estuvo conectado a una antena de Praia da Luz hasta poco antes de la desaparición de la niña.



