
Un caso digno de película ha ocurrido en Auckland, una ciudad en la Isla Norte de Nueva Zelanda. La policía detuvo el pasado viernes a un hombre de 32 años acusado de tragarse un exclusivo colgante Fabergé durante un robo en una joyería del centro de la ciudad. El sospechoso, según la documentación presentada ante el tribunal, habría ingerido la pieza en plena tienda con la intención de ocultarla antes de abandonar el local.
El incidente tuvo lugar en Partridge Jewellers alrededor de las 15:30 hora local. Empleados del establecimiento alertaron inmediatamente a las autoridades, que llegaron en cuestión de minutos y arrestaron al individuo en el interior del comercio. Tras su detención fue sometido a una revisión médica y se encuentra bajo vigilancia continua, a la espera de que el cuerpo expulse la joya, que aún no ha sido recuperada.
Una pieza valorada en 18.300 euros
La pieza sustraída es un colgante de edición especial James Bond Octopussy Egg, valorado en 33.585 dólares neozelandeses (unos 18.300 euros). Elaborado en oro amarillo de 18 quilates, incluye 60 diamantes blancos y 15 zafiros azules, además de un minúsculo pulpo de oro en su interior con dos diamantes negros como ojos. El diseño está inspirado en Octopussy (1983), una de las películas de la saga James Bond, donde el pulpo figura como emblema del grupo criminal al que se enfrenta el agente 007.
El acusado ha comparecido ante el Tribunal de Distrito de Auckland, donde ha sido imputado por hurto y enviado a prisión preventiva. En la vista no ha presentado declaración y está previsto que vuelva a comparecer el próximo lunes.
El inusual método delictivo –ingerir una joya de alto valor para intentar robarla– ha despertado atención internacional y ha obligado a las autoridades a adoptar un protocolo especial de custodia debido al peculiar estado de la prueba principal del caso.


