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'Crónica negra' con Alfonso Egea: las claves ocultas tras el asesinato de Helena Jubany

La detención y envío a prisión de Santiago La Iglesia reactivan el caso Jubany tras dos décadas de errores y silencios.

La detención y envío a prisión de Santiago La Iglesia reactivan el caso Jubany tras dos décadas de errores y silencios.
Imagen de Helena Jubany del canal de YouTube ¿Hablamos de crímenes? | Youtube

La reapertura del caso Jubany ha devuelto a la actualidad uno de los crímenes más desconcertantes de las últimas décadas. La justicia investiga de nuevo la muerte de Helena Jubany, la bibliotecaria de 27 años cuyo cuerpo apareció el 2 de diciembre de 2001 en el patio interior de un edificio de Sabadell. Aunque en aquel momento se intentó presentar la caída desde la azotea como un suicidio, las pruebas ya entonces descartaban esa posibilidad: la joven había sido drogada, presentaba quemaduras y estaba viva cuando fue arrojada al vacío. La crudeza de los hechos, sumada a los fallos de la investigación inicial, ha convertido este caso en una de las grandes asignaturas pendientes de la crónica negra reciente.

El caso, archivado en 2005 y a punto de prescribir, ha sido mantenido abierto gracias a nuevas diligencias, entre ellas la revisión del ordenador de la víctima —que nunca se analizó en la investigación original— y el examen de restos de ADN localizados en la ropa que llevaba el día de su muerte. Estas pruebas han permitido vincular de nuevo a dos de los sospechosos iniciales: Xabier Jiménez, actualmente en libertad con medidas cautelares, y Santiago La Iglesia, detenido el pasado viernes y enviado a prisión preventiva. La reactivación del procedimiento ha devuelto el foco mediático sobre un caso que durante años parecía destinado al olvido.

Según las pesquisas judiciales, el ADN hallado en el jersey de la víctima coincide con el perfil genético de La Iglesia, lo que ha supuesto un giro sustancial en el caso. La jueza destaca el elevado riesgo de fuga y la gravedad de los indicios como motivos para su encarcelamiento. Este avance forense llega más de dos décadas después de los hechos, lo que ha alimentado el debate sobre los errores de la investigación inicial y sobre la resistencia de la familia para impedir que el crimen quedara impune.

Egea denuncia la instrucción fallida

El periodista Alfonso Egea ha analizado el caso en En Casa de Herrero, de esRadio, donde ha señalado los graves errores de la investigación inicial. Para él, todo comienza con una instrucción defectuosa que marcó de manera irreversible el avance del procedimiento. "El juez concluyó que había una chica desnuda que se había arrojado desde una azotea, bien voluntariamente, bien accidentalmente, y que no iba a investigar una muerte por precipitación de un grupo de chicos que estaban de farra en una azotea", ha explicado. Sus palabras ilustran la frustración de los familiares, que llevan dos décadas denunciando la falta de rigor con que se abordó el caso en sus primeras fases.

Y añade: "Es así de duro, es así de triste. Pero, lamentablemente, esto es lo que explica, de forma muy somera, por qué estamos donde estamos 24 años después". Egea insiste en que la falta de actuaciones clave dejó el caso prácticamente inservible: "Gracias a Dios, en todo este tiempo, la ciencia y la pericia han ayudado mucho". Entre esos avances, destaca el análisis caligráfico que permitió atribuir los anónimos enviados a Helena a más de una persona del entorno excursionista que frecuentaba. Estos elementos, ignorados o infravalorados en su momento, han adquirido relevancia con el paso del tiempo.

Pero el elemento definitivo ha sido el rastro genético encontrado en la ropa de la joven: "El dato que es demoledor es haber conseguido, 24 años después, obtener un resto genético del jersey de Helena que coloca a La Iglesia en un lugar muy complicado, porque él aseguró y perjuró que nunca estuvo con ella". La contundencia del hallazgo ha cambiado por completo el escenario procesal, obligando a reexaminar la participación de los sospechosos en los hechos que rodearon la muerte de la joven. Según Egea, ese hallazgo tiene un impacto directo en su situación: "Era imposible de no haberse demostrado que había un resto genético de él en el jersey que la víctima llevaba el día de su muerte. Y es lo que le lleva directamente a prisión".

Un crimen "coral" y un silencio que persiste

Egea sostiene que la muerte de Helena fue el resultado de una dinámica prolongada de acoso y aproximación no deseada: "El crimen de Helena arranca desde el primer anónimo, arranca desde el primer batido de horchata con somníferos, arranca desde el primer intento de querer aproximarse a ella y ella no querer tener ese tipo de relación". El periodista considera que todos los miembros del grupo bajo sospecha tuvieron un rol: "Creo que todos, en esta historia, han tenido un papel más o menos importante". Su análisis apunta a que la responsabilidad en el crimen no recae únicamente en quien arrojó a Helena desde la azotea, sino en una cadena de acciones previas que generaron una escalada de peligro.

Y frente al silencio que ha rodeado el caso durante dos décadas, apunta: "Supongo que, con una mezcla de vergüenza o de no querer reconocer los hechos de cada uno… Una cosa es no reconocer ‘yo he empujado a Helena’ o ‘yo he tirado a Helena’, y otra cosa es no querer reconocer ‘mi letra estaba en el primer anónimo que recibe Helena’, que eso está científicamente demostrado". Esta falta de colaboración entre los implicados ha generado un muro de opacidad que la justicia y la familia han intentado derribar durante años, con escaso éxito hasta la reactivación de la causa.

Sobre los dos días en los que nadie supo del paradero de la joven, Egea afirma: "A ver, los dos días sin localización de Helena, lamentablemente, serían atribuibles a los dos días que estuvo en el deslunado ya fallecida". La frase, de una dureza evidente, refleja la crudeza del crimen y el abandono que sufrió la víctima en sus últimas horas. También subraya la dificultad de reconstruir con precisión las circunstancias de su muerte después de tantos años de desatención institucional.

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