
No quieren fotos, ni cámaras de televisión. Los medios de comunicación son sus enemigos. Este jueves agredieron e insultaron a varios periodistas que cubrían una asamblea de los estudiantes de Letras en la que se desmarcaban de la protesta e instaban a los encerrados, unos veinte individuos, a deponer su actitud, abandonar el rectorado y continuar con las protestas por otros medios.
Todo comenzó hace un mes, cuando un grupo de energúmenos trató de agredir a la profesora de Comunicación Inma Manso, quien también es subdelegada del Gobierno en Lérida. Los insultos y las amenazas hacia la docente llegaron a tal extremo que debe dar sus clases con escolta policial en la puerta para impedir el acceso de los violentos.
Tanto el personal administrativo, los profesores y la mayoría de los estudiantes han reclamado a los okupas que se vayan de una vez del rectorado para que vuelva la normalidad a las aulas, pero se niegan. Quieren que se retiren los cargos contra una joven que agredió a un mosso d'esquadra en el intento de asaltar por la fuerza la clase de Manso el pasado 17 de mayo.
Ya hace quince días que se encerraron en el rectorado y ahí siguen atrincherados. No quieren a la profesora Manso, no quieren policía en el campus y no se irán, afirman, a pesar de que sus propios compañeros y los trabajadores del centro universitario censuran la okupación. De hecho, los incidentes de este jueves comenzaron cuando los okupas advirtieron que un grupo de alumnos y personal administrativo entró en el rectorado coreando la consigna "Fuera okupas de la Universidad" y trataron de desmontar las barricadas que los violentos han colocado en las instalaciones. Al ver a los periodistas, se lanzaron contra ellos para impedir que tomaran imágenes de la reacción de una cuarentena de personas, entre las que se encontraban estudiantes, profesores, administrativos y algunos vicerrectores.
La mayoría de los estudiantes de Letras están de acuerdo con las reivindicaciones de los encerrados, que han pasado de los cuarenta iniciales a unos veinte, pero prefieren adoptar otras medidas de protesta que no alteren el normal funcionamiento del centro. Entre tanto, Manso se ve obligada a llevar escolta en la Universidad.

