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Antonio Robles

Estem construint un Estat propi

Todos saben lo que han de hacer, decir y callar. Todos saben mentir, mientras nuestros gobernantes nacionales juegan a mantenerse en el poder arrojando cuanto lastre del Estado necesita el nacionalismo para seguir poniendo alambradas.

Palau de la Música catalana, Barcelona, 4 de diciembre de 2008. Segundo aniversario del segundo Tripartito. ERC lo conmemora a lo grande. Al fondo, de lado a lado del escenario, una inmensa valla publicitaria de carretera reza así: "Estamos construyendo un Estado propio"; y en subtitular: "Disculpen las molestias". A la derecha el emblema de ERC.

Ya no se privan. Se supone que eso da votos, pero durante años, denunciar que detrás de cientos de decisiones, presupuestos, asociaciones camufladas de las más pintorescas ocurrencias, discriminaciones positivas, manipulaciones de la historia, eventos, conmemoraciones, premios y concursos patrios, manifestaciones y pintadas, victimismos mil y el secuestro nacionalista de la escuela y el control de los medios de comunicación públicos, era suficiente para que te acusaran de romper la cohesión social, de fascista y, se te ponías impertinente, de español, que es como llamar a la mujer, mujer o al negro, negro. No sé si me explico.

Hace tan sólo un año, cuando por primera vez se me ocurrió reprochar a los señores nacionalistas desde el atril del Parlamento catalán de estar actuando como Estado sin serlo, se mostraron muy ofendidos. No porque no les gustara el fondo o mintiera, sino porque les desenmascaraba el juego.

Al cabo de los años, uno ha llegado a entender. A cada denuncia que hacíamos de los abusos nacionalistas, siempre le seguía una retahíla de satanizaciones: "Mienten", nos decían, "en Cataluña no se prohíbe estudiar en castellano", "quieren romper la cohesión social", "son enemigos de Cataluña y del catalán", etc.

Y después de tantos años, comprobamos que lo que negaban y satanizaban era tan empíricamente comprobable que no podían permitir que se difundiera. Cada una de las líneas, puntos y comas denunciados en 1981 por el Manifiesto por la Igualdad de los derechos lingüísticos eran ciertos, pero negaban al mensajero para ocultar lo que se denunciaba.

Todo, desde entonces, ha seguido el mismo proceso, desde la inmersión lingüística generalizada a las multas lingüísticas, desde actuar como si fueran Estado mientras simulan que sólo reivindican derechos históricos mancillados, a la construcción real de un Estado propio. Todos saben lo que han de hacer, decir y callar. Todos saben mentir, mientras nuestros gobernantes nacionales juegan a mantenerse en el poder arrojando cuanto lastre del Estado necesita el nacionalismo para seguir poniendo alambradas.

Ahora, como ven, ya tienen la cara dura de anunciarlo en vallas y a la vista de todos: "Estem construint un Estat propi, Disculpeu las molèsties". Pues miren, no, no les disculpamos las molestias. No les disculpamos su fatua superioridad moral, no le disculpamos que sus Juventudes de Izquierda Republicana de Cataluña (JERC) quemen públicamente nuestra Constitución en el día de su 30 aniversario o vayan aBolivia a instigar el odio contra España; no le disculpamos que gasten millones de euros en difundir una nación excluyente que ustedes están empeñados en confundir con Cataluña, no le disculpamos que nos insulten, nos desprecien y encima vayan de víctimas por la vida; no le disculpamos que vivan del negocio nacional, a costa de nuestros bolsillos. Miren, no, ¡no les disculpamos!

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