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Daniel Rodríguez Herrera

¡Me he enterado de que aquí se espía!

Somos el país de Método 3. ¿Y nos escandalizamos por lo que haga la NSA? Venga ya.

Somos el país de Método 3. ¿Y nos escandalizamos por lo que haga la NSA? Venga ya.

Aparte de la asistencia de ciertos miembros del PP –y especialmente del PP vasco– a la manifestación de las víctimas el pasado domingo, pocas cosas podremos encontrar más hipócritas que el escándalo que se ha montado con el espionaje de la NSA en Europa. Como si por aquí no existieran la DGSE francesa, la BND alemana, el famoso MI6 británico... Quizá alguien pretenda que estos organismos no espían a ciudadanos honrados de forma indiscriminada, o a los políticos más importantes de sus aliados o vecinos. Podría ser. Pero en tal caso no sería por su infinita bondad, sino por un mero problema de incompetencia o falta de recursos.

En informática se suele establecer una diferencia entre los datos puros (que en este caso sería el contenido de las llamadas) y los metadatos (que serían los números de teléfono empleados o el día y hora de comienzo y fin de la llamada). En España, según las relevaciones de Snowden, la NSA se ha limitado a registrar los metadatos de nuestras llamadas. En concreto, prácticamente los mismos que por una ley de 2007 el Estado obliga a las telecos a guardar en sus servidores durante un año. Ley que traspone una directiva europea del año anterior. Con otras normas tardamos tanto que hasta nos sancionan. Con esta lo hicimos casi tan rápido como la excarcelación de Inés del Río.

No se sabe cómo consigue exactamente la NSA acceder a estos datos, pero no sería de extrañar que esta norma europea les haya facilitado la labor. En cualquier caso, no tengan duda de que a quienes sí ha ayudado es a los distintos gobiernos europeos y sus respectivos organismos de Inteligencia, vulgo espías, cuando no directamente a los policías. ¿Acaso nos hemos olvidado de Sitel? En España tenemos un sistema que permite grabar las llamadas y con el que se puede acceder a los famosos metadatos sin orden judicial.

Como con tantas otras cosas, parece que el espionaje sólo nos escandaliza cuando lo hacen los yanquis. En España se han alquilado pisos a escasos doce metros de la sede del partido de la oposición para espiar sus llamadas. Somos el país de Método 3. ¿Y nos escandalizamos por lo que haga la NSA? Venga ya.

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