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Tras esta conjunción de siglas se esconde un caso que está causando un terremoto en el mundillo del software libre. SCO ha acusado a IBM de utilizar código de su propiedad en Linux y ponerlo como software libre. La demanda se remonta a un proyecto conjunto llamado Monterey, cuyo objetivo era crear un sistema Unix comercial para los nuevos chips de 64 bits que se avecinan. Según SCO, el gigante azul abandonó el proyecto cuando la parte técnica estaba concluida, apareciendo poco después en Linux las características que habían desarrollado para el nuevo sistema operativo.

Si se fallara a su favor, ¿a cuantos podría demandar SCO en el futuro? Muchas empresas, incluso algunos organismos públicos, han creado distribuciones de Linux con el supuesto código intertextualizado y podrían ser acusadas por ello. Si se obligara a cualquier distribuidor a examinar todo el código de los programas que ofrece, el software libre se convertiría en algo inviable. Es posible que el movimiento de apoyo mostrado por Microsoft a SCO al comprar una licencia del código Unix de la empresa, no sea más que la expresión de su deseo de que todo esto acabe con el sistema operativo del pingüino poco menos que prohibido.

Sin embargo, todo se embrolla aún más al saber que SCO también vendía un sistema Linux, ya veterano, bajo el nombre de Caldera, que es también el de la empresa que compró SCO hace unos años. En ese caso, podría haber distribuido el código copiado bajo licencia libre y, en cierto modo, legalizado la copia. La empresa ha dejado de ofrecerlo tras la demanda, indicando que lo hicieron en cuanto tuvieron conocimiento del problema. Sin embargo, siguiendo ese razonamiento, aunque pudieran demandar al responsable del plagio, no podrían hacerlo a las demás empresas que trabajan con Linux, pues éstas podrían realizar las mismas alegaciones, y con mucha más razón al no ser suyo el código empleado ilegalmente.

Eric S. Raymond, uno de los principales líderes del movimiento del software libre, ha indicado que, pese a que se desconocen las pruebas concretas de plagio, el texto de la demanda lleva a hacer dudar de la veracidad de la reclamación. Indica que todas las características del código de Monterey se desarrollaron en Linux al margen de IBM y, de hecho, muchas de ellas fueron aportadas por Caldera, la empresa que compró SCO. Además, los sistemas Unix de esta empresa carecían de esas características antes de que aparecieran en Linux. Pero todo queda a la espera del juicio y de las pruebas que se presentarán entonces. Será el momento de saber hasta que punto el proyecto estrella del software libre quedará o no en entredicho.

Daniel Rodríguez Herrera es editor de Programación en castellano.


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