Un consejero de, nada más y nada menos, la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones y, para más inri, catedrático del ramo en la Universidad Politécnica de Cataluña, ha tenido la sagaz ocurrencia de aconsejar a la Unión Europea que apoye a la televisión digital terrestre como alternativa a Internet. La razón es que para acceder a la red necesitamos productos americanos y dicha televisión puede desarrollarse con tecnología europea. Es de desear que su intención fuera la de impulsar una alternativa más, no un posible sustituto.
Ignoro las razones que han llevado al señor Antonio Elías a sugerir semejante idea, pero me parece demasiado irreal creer en un ataque de nacionalismo europeo. Seguramente, como tantos y tantos catedráticos de nuestras universidades, tan sólo esté afectado por la enfermedad progresista del antiamericanismo a ultranza.
Y, como buen progresista, su solución pasa por hurtar a los ciudadanos la decisión que han decidido tomar libremente. ¿Qué la gente quiere Internet y a mí lo que más me gusta es la televisión interactiva? Pues la apoyo. Pero como resulta que no es muy rentable que digamos, la solución es, claro está, quitar a los ciudadanos su dinero para que las televisiones públicas se lo gasten en lo que quiere el señor Elías.
Sólo a un funcionario, sólo a quien que come del dinero público, sólo a quien puede permitirse el lujo de vivir a espaldas de la realidad podría ocurrírsele semejante idea. Son los consumidores los que escogen las tecnologías que triunfan, no los burócratas. Triunfó Internet y triunfó el móvil. Si la televisión digital terrestre no lo ha conseguido, habrá que sentirlo por los que han perdido su dinero en el intento. Además de que resulta ridículo pensar que eso nos salvaría de la invasión yanqui. Pues, quitando el fútbol, ¿qué emiten todas las televisiones que no sean series, documentales y películas americanas? ¿O es que lo único que debe ser europeo es la tecnología?
Daniel Rodríguez Herrera es editor de Programación en castellano.
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