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La ministra de Kultura Kontra la Gerra se ha dado prisa en rendir pleitesía a los titiriteros y sus acaudalados propietarios. Lo ha hecho, por supuesto, en la SER, que ya se ha convertido oficialmente en el BOE del nuevo Gobierno de ZP, suponemos que para que los ministros se aseguren de que el jefe se entera de sus iniciativas. Como liberal, no puedo sino alegrarme de una rebaja de impuestos. Sean los impuestos que sean. Sin embargo, no puedo dejar de oler el tufillo a recompensa por los servicios prestados que despide esta medida.
 
No parece probable que las ventas aumenten tanto tras esta medida como para compensar la caída en la recaudación al pasar de un 16 por ciento a un 4 por ciento. Puede que incluso Laffer estuviera de acuerdo conmigo. Y dado que el equilibrio presupuestario ya no está de moda y no se siente en el aire una necesidad imperiosa de apretarse el cinturón, puede suponerse que aquello que se deje de recaudar lo tendremos que pagar nosotros y nuestros hijos dentro de unos años, cuando tengamos otra vez un gobierno responsable.
 
Se rebaja así el precio de los discos y se habla incluso de "dar un paso más en cantidades" en las cuotas y prebendas para el cine. Sin embargo, la cultura más viva, aquella en la que participan más los ciudadanos, la que no viene impuesta por ninguna élite progresista.... seguirá al 16 por ciento. Que es lo que tengo que pagar al Estado para que me deje comprarme un ordenador con el que entrar en Internet. O lo que tengo que pagar por conectarme a la Red. También es lo que debo pagar por un servicio de alojamiento de páginas. Lo que me pagan mis clientes por hacerles una página web, aunque tuviera una temática literaria. Es más, es lo que vamos a tener que seguir pagando por la música si cometemos el grave pecado de adquirirla a través de Internet. Pero es que no somos cultura como Ramoncín.
 
Cultura para el PSOE sólo es aquello que se puede controlar desde un ministerio, comunidad o ayuntamiento. Y no pueden, por ahora, controlar Internet. Así que 16 por ciento y canon. Y no se me quejen, que va en contra del talante.
 
 
Daniel Rodríguez Herreraes editor deProgramación en castellano.

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