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Emilio Campmany

Las lentejas de Maillo

Hay que ver lo que al presidente le gusta dejar de honrar sus promesas. Y le chifla hacerlo a las bravas, a culo pajarero, que no haya duda de la pasta del sujeto.

Hay que ver lo que al presidente le gusta dejar de honrar sus promesas. Y le chifla hacerlo a las bravas, a culo pajarero, que no haya duda de la pasta del sujeto.
EFE

Cuando la Transición, teníamos las lentejas de Mona Jiménez. Ahora tenemos las de Maillo. ¿Y cómo es posible semejante tránsito? Pues, como diría don Juan Belmonte, degenerando, degenerando. Las lentejas de Mona Jiménez se inventaron para que los del régimen y los que se habían opuesto a él se conocieran y no se dieran miedo los unos a los otros. Las de Maillo, además de no poder comerse, que ya es grave en sí mismo, se han inventado para que Rajoy incumpla sus compromisos.

Hay que ver lo que al presidente le gusta dejar de honrar sus promesas. Y le chifla hacerlo a las bravas, a culo pajarero, que no haya duda de la pasta del sujeto. Normalmente, cuando alguien se propone desatender lo pactado esgrime el pretexto más verosímil que es capaz de encontrar. Rajoy, que en su día estudiaría eso de pacta sunt servanda, parece que no disfruta suficientemente si se limita a incumplir y necesita hacerlo de forma grosera y ostensible. Parece tener un obstinado interés en que a quien confió en su palabra no le quede la más mínima duda de que carece de toda intención de cumplirla. Si le hiciera una higa a todo el que firmó algo con él, no podría ser más claro. ¿Que dijo que le devolvería la independencia al Poder Judicial? Pues él va y negocia a la luz del día con el PSOE los magistrados del Tribunal Constitucional que en teoría tendría que nombrar el Senado. Y, por si no quedara claro que le importa un pito lo que pensemos de él, va y trata de imponer al presidente, que se supone que tienen que elegirlo los magistrados. Y por si algún pastor, de esos que salen en los anuncios de la fabada Litoral, todavía no se ha enterado de la catadura del personaje, se empeña en que sea uno que fue diputado del PP.

Lo que ha hecho con sus votantes lo ha repetido con Albert Rivera. El líder de Ciudadanos debería haber probado a ver qué era capaz de firmar Rajoy con tal de ser presidente a sabiendas de que no cumpliría nada. Seguro que se habría mostrado dispuesto a asumir la responsabilidad del asesinato de Prim o a pedir perdón por la Reconquista. Maillo alega que no hay forma de cumplir lo prometido porque es muy difícil, y que si se comprometieron fue porque eran lentejas, porque si no los otros no habrían hecho su parte, esto es, hacer a Rajoy presidente del Gobierno. O sea, que cuando alguien consigue que le vendan una casa obligándose a pagar el precio que piden por ella, una vez entregada ya no tiene obligación de pagarla porque el precio exigido eran lentejas y si no no le habrían dado a uno el inmueble. Y va, lo dice y se queda tan pancho. Luego, viendo la manera que tienen de entender los contratos, nos extrañará que algunos roben. Lo raro es que no lo hagan todos.

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