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Emilio Campmany

Una, grande y libre

Yo quiero para España, porque me siento español y no otra cosa, que mi nación sea una y libre. Lo de grande, lo dejo para Mas y sus delirios.

Mas ha dicho que en su escuela explican la España plurinacional. ¿Existe esa España? Para eso haría falta que España no fuera una nación, sino una suma de ellas. Pero una suma de naciones no produce otra nación, distinta de las que la integran, sino un Estado plurinacional. Por definición, una nación ha de ser forzosamente una. A Mas le gustaría que España fuera eso, una suma de naciones porque él, y con él muchos catalanes, no se considera ciudadano de una nación de naciones en el sentido de ser catalán y español a la vez. Él se siente catalán, y lo más que está dispuesto a admitir es pertenecer a un Estado plurinacional en el que estuviera integrada su nación, Cataluña. Ahora, ni eso.

El problema es que yo, y conmigo muchos españoles, me siento tan poco plurinacional como él. Mi origen es catalán. Buena parte de mi familia es murciana. Me eduqué en Italia. Viví seis años en Canarias, donde se criaron mis hijos. Mi mujer es medio extremeña, medio vasca y medio asturiana. Y me siento español. No mitad español, mitad murciano o mitad lo que sea. Español y punto. Para sentirme así, como supongo que les pasará a muchos, no tengo en cuenta si eso implica pagar más o menos impuestos, si con ellos se pagan pensiones a andaluces o gallegos, o sea a otros españoles, o si recibo más o menos servicios. Tampoco lamento no haber nacido luxemburgués o suizo.

Cuando Mas dice que en Cataluña se enseña la España plurinacional, miente. Lo que allí se enseña es que hay una nación que se llama Cataluña y a la que pertenecen, les guste o no, quienes allí viven. Que España no existe más que como Estado opresor que, además de a Cataluña, sojuzga a otras naciones, y que ellas sabrán si quieren o no seguir siendo España, ese Estado plurinacional. Y que, por lo que a ellos respecta, esa pertenencia ha dejado de ser interesante.

Mas lo explica diciendo que se niega a que en Cataluña se enseñe España como una, grande y libre. En cambio, sin decirlo de esta manera, sí que afirma que Cataluña es una, grande y, sin España, también libre. De forma que el problema no es la fórmula, sino la entidad a la que se aplica. Lo que vale para Cataluña no vale para España. Pues bien, yo quiero para España, porque me siento español y no otra cosa, que mi nación sea una y libre. Lo de grande, lo dejo para Mas y sus delirios. Porque España sólo será una nación si es una, con o sin Cataluña, y libre. Libre de que quienes no se sienten españoles impongan a quienes sí nos tenemos por tales un régimen disolvente, el de las Autonomías, y un modo de vernos a nosotros mismos como parte de una suma de trozos en el que tenemos que aprender a ser cualquier cosa que no sea ser español. Hasta aquí hemos llegado.

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