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Juan Morote

¿Dónde vas Nicolás?

Me desconcierta el medio de comunicación elegido por Redondo para verter su personal punto de vista, precisamente el utilizado por el PSOE para quitarle de en medio y colocar a López en su lugar.

Soy uno de tantos españoles que durante estos últimos diez años me he sentido muy identificado con el discurso de Nicolás Redondo Terreros; es más, cuando José Luis Rodríguez provocó su defenestración al frente del PSE para colocar en su lugar a Patxi López, fuimos muchos los que sentimos que, deliberadamente, se había echado a perder una oportunidad.

Mi sorpresa ha sido mayúscula cuando he leído en El País el análisis de Redondo Terreros sobre las elecciones vascas. En él, defiende la integración de lo que denomina "el nacionalismo menos aventurero". No alcanzo a entender que Redondo califique al partido de los seguidores de Sabino Arana de nacionalistas menos aventureros.

Veamos, resulta que son nacionalistas menos aventureros los que se han beneficiado políticamente de la acción de la ETA desde hace treinta años, los que han obligado a los familiares de las víctimas a sacar los féretros de las iglesias por la parte de atrás, los que pactaron en Estella la exclusión definitiva de la política vasca de los partidos que tuviesen una visión de las Vascongadas dentro de España, los que decían que era el PP quien no tenía voluntad de acabar con la ETA porque los muertos le daban votos, y un sinfín de infamias más.

Pretender que un partido fundado por un aldeano racista y xenófobo, de cuya memoria y escritos han hecho una religión los dirigentes del PNV, comprando adeptos a golpe de talonario y subvención, arropados por el olor de la pólvora y la goma-2 de los etarras, es integrable en un Gobierno decente, sencillamente es absurdo. No se puede denominar menos aventureros a los responsables de la falta de libertad en el País Vasco desde hace treinta años, a los causantes de que se perdiera la oportunidad de la transición. Realmente no sé dónde va Nicolás Redondo.

Junto a lo anterior, tampoco entiendo que Redondo presente al PSE como un partido de intachable trayectoria en su lucha en contra del terrorismo y a favor de las libertades. Tengo por cosa cierta que en todas las comunidades gobernadas por el Partido Socialista la merma de libertades ha sido un hecho, y la discriminación de los factores comunes de identidad de los españoles una realidad. Así el castellano y los castellanohablantes, con voluntad de seguir siéndolo, han sido sistemáticamente perseguidos en todas ellas.

También se refiere al imperio de la ley, para su defensa cita el famoso discurso de Lincoln a los jóvenes del Liceo de Springfield. ¡Como si el imperio de la ley les hubiese importado alguna vez a los socialistas! Desde el 34 hasta aquí, para la izquierda la ley es sólo un cauce ordenado de llegar al poder, pero más allá, es algo bastante relativo y siempre opinable en función de lo que les interesa. Si para muestra basta un botón, véase la modificación de la Constitución perpetrada por el Estatuto de Cataluña; uso alternativo del derecho en estado puro.

Por otra parte, tampoco se me ha olvidado el gesto de Patxi López sentándose en el Hotel Londres a mantener un tranquilo intercambio de opiniones con los terroristas de la ETA. Me sigo creyendo la visión de Pilar Ruiz, la madre de Joseba Pagaza, sobre Patxi López cuando le escribía: "Ya no me quedan dudas de que cerrarás más veces los ojos y dirás y harás muchas más cosas que me helarán la sangre, llamando a las cosas por los nombres que no son".

Igualmente me desconcierta el medio de comunicación elegido por Redondo para verter su personal punto de vista, precisamente el utilizado por el PSOE para quitarle de en medio y colocar a López en su lugar. De verdad que no entiendo el análisis de Redondo Terreros, tan moderado, tan correcto, tan vomitivamente tibio. Diríase de su lectura que se postula para entrar en el Gobierno de López. Redondo Terreros se ha ganado a pulso la admiración y el respeto de muchos ciudadanos de bien, y en aras de ambos, le agradecería Nicolás que nos dijera a dónde va.

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