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Pablo Molina

La motorizada de Constantino

Es de esperar también que el ex ministro, haciendo gala de su natural campechanía, pida algún tipo de disculpa a quienes fueron acusados injustamente del único episodio mundial en el que un ministro es torturado en medio de miles de personas.

Vivimos en un país en que si llaman a tu puerta a las cinco de la mañana, es el preadolescente del piso de al lado, que vuelve de beberse medio tonel de whisky barato con refresco de cola a granel. Salvo que seas afiliado al PP madrileño, en cuyo caso existe el riesgo de que sea la motorizada de Constantino (la versión cateta de los Hombres de Harrelson), empeñada en darte un paseo gratis hasta la comisaría.

Lo que sorprende de todo este asunto, saldado con tres policías condenados judicialmente, es que nadie se haya sentido obligado a presentar una mísera dimisión. En cualquier país homologable a los sistemas clásicos demoliberales, un episodio de abuso estatal con detención ilegal incluida se hubiera saldado con la sanción inmediata de los culpables en vía administrativa, petición de públicas disculpas y el cese añadido de un par de responsables políticos. No es descartable que Constantino Méndez presente su dimisión, pues hasta el granito que forma la estructura de su jeta tiene un aguante limitado. Sin embargo, casi es preferible que siga en su puesto, como símbolo de lo que la democracia avanzada de ZP es capaz de dar de sí.

Es de esperar también que el ex ministro "me-voy-porque-quiero-no-porque-ZP-me-haya-dado-una-patada-en-el-trasero", haciendo gala de su natural campechanía, pida algún tipo de disculpa a quienes fueron acusados injustamente del único episodio mundial en el que un ministro es torturado en medio de miles de personas y nadie es capaz de demostrar el más mínimo indicio del delito ni de su autoría.

En España, en materia de defensa, hemos pasado de Gutiérrez Mellado enfrentándose a un golpista pistola en mano, a Bono comportándose como una famosa histérica, despechada por el abucheo de "su público". Una prueba más de la velocidad con que degenera la democracia cuando gobiernan los socialistas.

En España

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