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Hace unos días, el Tribunal de La Haya emitió su veredicto implacable declarando ilegal parte del muro de seguridad que Israel construye para defender a sus ciudadanos del terrorismo palestino. Los organismos que sustentan la llamada “legalidad internacional”, empezando por la ONU, saben que cualquier ataque contra Israel no conlleva riesgo alguno, pues siempre será aplaudido por la inteligencia de izquierdas, que especialmente en Europa tiene una presencia abrumadora en los medios de comunicación.
 
Según la recentísima doctrina del TPI, por tanto, construir muros de seguridad en territorios de dudosa titularidad es una agresión criminal intolerable. Pues bien, la red nos depara en ocasiones sorpresas de lo más sugerente. Quizá los magistrados del TPI no lo sepan, tal vez Cristina del Valle tampoco, pero el muro de Israel no es el primero que se construye en esas condiciones. Ni el segundo. Ni siquiera es el tercero.
 
“…Irónicamente, tres países —India, Arabia Saudí y Turquía— emitieron un voto de condena contra Israel en la Asamblea General de la ONU y votaron a favor de remitir el caso de la valla de seguridad al TPI para su informe, a pesar de que ellos mismos construyeron muros en áreas cuyo control se disputan con los países vecinos. India acaba de completar una barrera de 460 millas en el territorio de Cachemira para detener las infiltraciones apoyadas por Pakistán. Por su parte, en los dos últimos años, Arabia Saudí ha construido una barrera de 6 millas de longitud a lo largo de una indefinida zona fronteriza con Yemen para acabar con el contrabando de armamento. Finalmente, Turquía, ha construido otro muro en un área que Siria reclama como propia. De estos tres países, Arabia Saudí también envió una petición escrita al TPI directamente, mientras que los otros dos países no lo hicieron. La Liga Árabe y la Organización de Estados Islámicos presentaron escritos ante el TPI condenando la barrera israelí, pero no condenaron el muro saudí que estaba también siendo construido. El TPI, hasta la fecha, no se ha implicado en la disputa de ninguna de estas tres barreras”
 
“La totalidad de los países más industrializados se negaron a recomendar, y muchos de ellos a emitir declaraciones por escrito, argumentando básicamente que el Tribunal Penal Internacional de La Haya no debería pronunciarse de forma consultiva sobre este tema. El grupo de países referido incluye a los Estados Unidos de Norteamérica, Gran Bretaña, Francia, Alemania, la Unión Europea al completo, Japón y Canadá. Aunque muchos de esos países expresaron su oposición a la valla —o a su trazado— en sus declaraciones escritas destacaron especialmente que el conflicto israelí-palestino era un problema político que debería tratarse a través de un proceso político en lugar de hacerlo por medios legales, y que, por consiguiente, el TPI no era el foro adecuado para tratar esta cuestión.”
 
Como reacción a esta decisión del TPI, ya hay webs dedicadas a promover el envío de mensajes electrónicos a los organismos internacionales implicados, con un texto que entre otras cosas afirma que “cuando Israel construye un muro para no dejar entrar a los terroristas, la ONU y la UE protestan porque dificulta a los terroristas matar más judíos. Cuando los terroristas disparan (haciendo blanco) a una mujer judía embarazada de ocho meses y a sus cuatro hijas pequeñas, hay un absoluto silencio por parte de sus organizaciones.
El muro de seguridad es una forma temporal y no violenta de reducir el terrorismo. Es una respuesta proporcional a la continua campaña de terror palestino” Cuando los terroristas cesen en su actividad criminal, el muro podrá ser derribado. Mientras tanto, nadie podrá negar su dimensión existencial y defensiva, lo cual no puede ser seriamente discutido por un no israelí –algo distinto es que la disputa sobre el trazado del muro puede en el futuro ser discutida jurídicamente como un problema de demarcación territorial sometido a arbitraje-. Así pues, y hasta que el conflicto entre en otra fase, el perímetro del muro está trazado para salvar las vidas de gente inocente, y no sólo para asegurar las posiciones de Israel de cara a una futura negociación de la paz.
 
Desde que se construyó el muro, los atentados terroristas en Israel han disminuido en un 90%. Este es un hecho que debería tenerse muy en cuenta a la hora de valorar cualquier cuestión relacionada con este asunto. Y ello aunque se perjudiquen los fraternales lazos que sustentan el diálogo entre las “Tres Culturas” másprogresistasde nuestro tiempo: el terrorismo palestino, la izquierda occidental y las instituciones internacionales.

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