Como era de esperar, Carmen Cervera y su hijo Borja no estuvieron juntos celebrando la Navidad, ni siquiera han tenido contacto alguno.
No han estado lejos, ya que la baronesa recibió al nuevo año en su residencia de San Feliú, con las gemelas, a quienes según me comentan se pudo ver asistiendo a la cabalgata de reyes, un hecho insólito ya que jamás pisan la calle, ni siquiera para acudir al colegio como cualquier niño de su edad. Los profesores son los que se trasladan hasta la casa con el fin de impartir las clases a las niñas.
Parece ser que la venta de Villa Favorita en Lugano ya está cerrada. Primero se vendieron unos terrenos cercanos, y ahora la mansión con el gran jardín, rodeado de cipreses, por una cifra que ronda los 90 millones de euros.
Por su parte, Borja celebró las fiestas con Blanca y sus hijos, feliz, en Barcelona y con toda la familia de su mujer, con la que mantiene una excelente relación. Como es sabido, forman una de los matrimonios mas estables del entorno, ya que llevan juntos 14 años y nunca se han separado. Me comentan que lo han pasado muy bien, viendo amigos que no ven habitualmente debido a su traslado a Madrid, y que como los colegios ya han comenzado de nuevo, tienen previsto su regreso esta misma semana.
Ni que decir tiene que a pesar de estar cerca, entre madre e hijo no ha habido ningún acercamiento, de manera que el año 2013 ha comenzado sin el esperado acercamiento entre ambos.
La baronesa no aprende, y no hace ni el mas mínimo esfuerzo para recuperar a su hijo. Debería fijarse en la familia de su odiada nuera, ver lo bien que les va a todos y la gran unión que existe entre ellos. Una pena.