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Carlos Pérez Gimeno

La romántica boda de Magdalena de Suecia

Una boda a la que asistieron alrededor de 350 invitados, y en la que hubo grandes ausencias, no solo por parte de la Casa Real Española.

Una boda a la que asistieron alrededor de 350 invitados, y en la que hubo grandes ausencias, no solo por parte de la Casa Real Española.

El enlace de la princesa Magdalena de Suecia y Chris O’Neill ha sido sin lugar a dudas el acontecimiento que más atención ha acaparado durante el pasado fin de semana.

Una boda romántica con un novio muy blandito y besucón, ya que en diferentes ocasiones se le vio que lo estaba pasando, y nunca mejor dicho, realmente mal, al no poder contener la emoción ni las lagrimas durante la ceremonia religiosa. No paró de mirar ensimismado a la que ya hoy es su esposa, que estaba guapísima, luciendo un traje color blanco roto, con encaje y gran escote en pico en la espalda, y cola de 4 metros. Estaba espectacular.

El hecho de escoger un diseño de Valentino siempre es apostar a caballo ganador, ni que decir tiene que la novia es una preciosidad. Para la ocasión lució una tiara de brillantes a juego con pendientes y un brazalete nada ostentosos. El pelo recogido en un moño, un gran acierto.

Una boda, a la que asistieron alrededor de 350 invitados, y en la que hubo grandes ausencias no solo por parte de la Casa Real Española, ya que tampoco acudió ningún miembro de la holandesa. Por el contrario sí asistieron todos los integrantes de la griega y la princesa Tatiana, esposa del príncipe Nicolás, fue una de las más elegantes, escogiendo un traje de gasa en color azul pastel, con escote palabra de honor muy elegante. Nada que ver con la princesa Mette-Marit de Noruega, que como siempre llama la atención por lo rancio de su vestimenta, y que para la ocasión se decantó por un traje en tonos azul y verde agua con encaje, y como adorno en la parte superior una especie de capelina horrenda. El diseñador se debió quedar muy satisfecho.

Al igual que Charlene de Mónaco, daba pena verla tan sola, con ese semblante tremendamente triste, con un traje nada favorecedor, con mangas transparentes que dejaban sus inmensos hombros al aire, y encima de color marrón, nada favorecedor. No lució ni una sola joya, y es como si en el principado no se fiaran de ella y pensaran que de Suecia no iba a regresar más. Tampoco sería de extrañar con ese marido tan raro que tiene, ya que nunca se les ve juntos.

Una boda en la que se pudieron ver grandes joyas como las que lucio la princesa Victoria de Suecia, futura reina y hermana mayor de Magdalena; o las de Mary de Dinamarca, sin olvidar las que lució la reina Silvia, madre de la novia, entre otras.

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