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Rosa Belmonte

King Kong no acabó con Jessica Lange

Después de su actuación desastrosa en 'King Kong', la actriz ganadora de dos Oscar ha sorprendido con su interpretación en 'American Horror Story'.

Después de su actuación desastrosa en 'King Kong', la actriz ganadora de dos Oscar ha sorprendido con su interpretación en 'American Horror Story'.
Jessica Lange en \'American Horror Story\'

Jessica Lange es como uno de esos zapatos del duque de Westminster que describía Coco Chanel: gastados, relucientes y con los cordones planchados. Con clase. Amparo Rivelles dijo en Epílogo que no se explicaba cómo después de hacer Alba de América, "con lo mala que era", siguió trabajando. A Jessica Lange (1949) podía haberle pasado algo parecido con King Kong (1976). Y nos habríamos perdido su presencia y su bitcherío en American Horror Story. La sucesora de Fay Wray en la manaza del gorila tuvo un debut profesional desastroso. Su actuación fue ridiculizada. Era la primera vez que veíamos a esa chica rubia y tardamos en volver a verla. Tres años, hasta que salió de ángel de la muerte en All that Jazz (1979). Se dedicó a prepararse. Y le cundió. Antes de que llegara la del anuncio del Pronto ("tú pasas el polvo y yo el paño), Jessica Lange y Jack Nicholson limpiaron la mesa a su manera en El cartero siempre llama dos veces (1981). Sucedía a Lana Turner y ya era otra cosa. Se la empezó a tomar en serio como actriz. Al año siguiente tendría Tootsie y Frances. Durante el rodaje conoció a Sam Shepard, con el que tendría dos hijos y con el que pasaría más de 30 años (rompieron en 2009, aunque nos enteramos dos años después). Antes había estado con Baryshnikov, con el que tuvo a su primera hija. Fue en 1982, justo el mismo año en que empezó con Shepard. Pero de la biografía sentimental de Lange, el que siempre me fascinó fue su primer y único marido, el fotógrafo Paco Grande, con el que se casó en 1970 y le duró hasta que llegó Bob Fosse (se divorciaron en el 81, cuando ya estaba con el ruso). Lo fascinante de Paco Grande es que era un fotógrafo ciego.

Si en King Kong fue la obsesión del gorila, en Tootsie lo fue de Dustin Hoffman. Ganó un Oscar como mejor actriz secundaria. También había sido nominada como actriz principal por la pirada de Frances. Años después le llegarían otras nominaciones por Country (1984), Dulces sueños (1985), donde hacía de Patsy Cline, y La caja de música (1989), donde su padre nazi se la daba con queso hasta que la caja de música cantaba. Lo volvería a ganar por Blue Sky.

Crecimos viendo películas de Jessica Lange. Jessica Lange no hacía televisión, al contrario que Meryl Streep, que había protagonizado Holocausto. Lo más parecido a la televisión sería Grey Gardens (2009), la tv movie de HBO sobre las primas locas de Jackie Kennedy. Sobre el legendario documental de los Maysles. Antes, en Flores rotas (2005), nos quedamos muertos con su nueva cara retocada. Pero con los años, como los edificios nuevos que se asientan, nos acostumbramos. En la película de Jarmusch coincidió con Frances Conroy, la madre de A dos metros bajo tierra, con la que volvería a reunirse en su debut televisivo de 2011. O sea, en American Horror Story. Las dos han sido fijas de Ryan Murphy (en la última tanda, Conroy va de Grace Coddington). Jessica Lange ha sido Constance, la hermana Jude y Fiona. En American Horror Story: Coven, la última, va de pibón maduro, de bruja curuja de alto postín, derrochando maldad y ‘zorrez’ por Nueva Orleáns (es la Suprema, la bruja entre las brujas). Jessica Lange es suprema. A nadie le ha sentado tan bien el negro. No sé lo que durará American Horror Story. De momento, una temporada más, donde también estará Jessica Lange (con un papel fabuloso, según Murphy). Pero ya está. Después se va por la misma razón por la que nunca quiso hacer televisión: por la dedicación, por la falta de tiempo para sí misma. Pero considerando a Ryan Murphy un genio -lo dijo en The View-, era difícil decirle que no cada año, aunque siempre avisaba de que cada temporada era la última. Ahora parece que va en serio. Hasta la cuarta y ya está. Es más de lo que nunca habríamos esperado. Menos mal que King Kong no consiguió estrujarla.

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