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Rosa Belmonte

Pervertidos habituales

La denuncia a Bryan Singer ha traído a colación toda una sórdida cadena de escándalos sexuales.

La denuncia a Bryan Singer ha traído a colación toda una sórdida cadena de escándalos sexuales.
Bryan Singer | Efe

En EE UU, Serge Gainsbourg era un ‘french pervert’ (pervertido francés). Y todo por sus canciones con Birkin y Charlotte. Nada que ver su candorosa provocación con lo que algunas modelos llevan tiempo diciendo de Terry Richardson. Tiene este muchas más papeletas para ser un pervertido americano, aunque el mensaje presuntamente mandado a Emma Appleton resultara falso (decía a la chica que si tenía sexo con él la sacaría en Vogue). El fotógrafo de 48 años ha sido acusado repetidamente de comportamiento sexual inapropiado, pero no formalmente. A su lado, Alfred Hitchcock se queda en osito de peluche con Tippi Hedren (aunque en el Ted de Seth McFarlane).

Ahora los focos los tiene Bryan Singer (48). Contra el director de Sospechosos habituales o la saga X Men se ha presentado en Hawai una demanda civil por abusos sexuales. Michael F. Egan (31 años) asegura en la misma que Singer abusó de él. También acusa a otros: Garth Ancier (fue presidente de la BBC en EE UU), David Neuman (expresidente de Disney TV) y Gary Goddard (productor de Broadway). Según el abogado de Egan, Singer introdujo a su cliente en una "sórdida red sexual". Habla de fiestas celebradas en California y Hawai donde se daba alcohol y drogas a menores de los que se abusaba y a los que se prometía trabajo (lo único que no les daban). Singer ha calificado de "absurdas y difamatorias" las acusaciones y ha anunciado una demanda contra el demandante, pero se ha retirado de la promoción de X-Men: Days of Future Past (se estrena el 23 de mayo). Y no puede evitar que se airee su estilo de vida. Y esas fiestas de los poderosos homosexuales de Hollywood que dan la tópica imagen de promiscuidad. Aunque según Victor Lowness, el refinado playboy detrás de ‘Playboy’, una persona promiscua es solo aquella que practica más sexo que uno.

Nada nuevo. En Hollywood, como en cualquier sitio remotamente similar, hay quien utiliza su poder para explotar, estafar y abusar. Ahí está la conocida violación de Roman Polanski en 1977, entonces de 44 años, a Samantha Geimer, de 13, en la casa de Jack Nicholson y después de darle champán y barbitúricos. Pero el británico Jimmy Savile gana a Polanski. En 2012, un año después de su muerte, se descubrió que la estrella de la BBC había abusado de cientos de niñas (algún niño tampoco se salvó). Hay más de cien demandas civiles de indemnización pero una investigación sitúa las víctimas alrededor del millar. Volviendo a los depredadores con una sola víctima (confirmada), Mike Tyson fue condenado a seis años por violación en 1992, aunque en 1995 estaba boxeando otra vez (y en 1997, mordiendo la oreja de Evander Holyfield). El pobre Paul Reubens (Pee Wee Herman) también se vio sorprendido por un escándalo sexual. Pero nada de agresiones. Fue arrestado en julio de 1991 por exhibicionismo al ser encontrado por la policía masturbándose en un cine para adultos en Sarasota (Florida). En su caso sí se aplica la reflexión de John Barrymore de que el sexo ocupa poco tiempo pero muchos problemas.

Volviendo a acusaciones que no llegaron condenas (y sin detenernos en Conchita Goyanes, que en 2006 contó su historia de abusos sexuales y maltratos), Michael Jackson ocupa ahí un puesto de honor. El FBI tiene documentado que el cantante pagó 27 millones de euros para tapar abusos a 24 menores. Esos expedientes no se aportaron en el juicio de 2005 del que salió absuelto. Seguro que si hubiera sido negro lo habrían condenado.

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