
Más de doce años llevan los hermanos Pedro y Luis dando de comer y haciendo disfrutar a miles de comensales desde el restaurante García de la Navarra, uno de esos templos del producto en el que el servicio en sala está al nivel de la cocina y de la bodega. Un conjunto perfecto que hace de este pequeño restaurante ubicado en el número 3 de la calle de Montalbán un imprescindible para todo el que busca sabores de verdad.
En García de la Navarra, entre salón y terraza, hay poco más de 20 mesas, las suficientes para que notes que estás como en casa, donde puedes tomarte tu tiempo para comer o cenar y disfrutar de la sobremesa. "Nosotros no levantamos a nadie de la mesa, sólo doblamos cuando se ha quedado una libre y aparecen otros que están en la barra y quieren usarla", cuenta a Libertad Digital Luis García de la Navarra, sumiller, encargado de la sala y copropietario del restaurante.
La carta es totalmente de temporada, muy cambiante y con una gran cantidad de platos fuera de carta que dependen del extraordinario producto que llega, sobre todo, de la huerta navarra. Tienen mucho cuidado en rodearse de los mejores proveedores: pescado del Cantábrico, atún de Tarifa de JC Mackintosh, en Madrid tienen La Central de Chamartín, la verdura, como decía, la trabajan con Navarra, la carde de Discarlux, el guisante lágrima de San Sebastián, cuando es época del tomate raf lo traen de Almería y el producto de temporada se lo trae un contacto que tienen en Madrid con el que llevan trabajando desde que empezaron en el restaurante Príncipe de Viana.
Así que con proveedores así, lo mejor es dejarse aconsejar por Luis y probar lo bien que tratan a las verduras y hortalizas en este céntrico restaurante de Madrid. Para abrir boca nos traen unos buenos mejillones en salsa, con un bicho carnoso y de un tamaño considerable y que nos sirve de preparación para los platos con base de verduras que llegan a continuación como las exquisitas borrajas que llegan a la mesa con un color y un sabor poco corriente. Al igual que los guisantes lágrima –que ya están fuera de temporada–, conocidos como el caviar del campo y que los preparan con su propio caldo y un toque perfecto de jamón ibérico.
Los hermanos García de la Navarra, naturales del pueblo toledano de Villatobas, llevan toda la vida en el sector, desde que Pedro llegó a Madrid para trabajar en Príncipe de Viana al que se unió Luis tras un breve paso por Fortuny y hacer posteriormente un curso de sumiller. De ahí que la carta líquida sea otro de los valores añadidos ya que cuenta con más de 700 referencias para todos los bolsillos y un gran número de botellas por copas. Además, el propio Luis se encarga todas las semanas de poner en una pizarra sus ‘caldos’ recomendados que maridan a la perfección con el menú, como el buenísimo Godello Avancia, DO Valdeorras del Grupo Jorge Ordóñez, que probamos.
Lo mejor de cada temporada
Porque aquí puedes comer anchoas de Santoña, o embutido ibérico, disfrutar de una amplia selección de quesos o de su ensaladilla rusa, compartir un pisto manchego o callos y huevos con patatas fritas o en revueltos y terminar con las mejores carnes, pescados o guisos tradicionales.
Pero nosotros seguimos comprobando el buen trato que tienen de las verduras con unas extraordinarias judías verdes con vieira. Muy buenos también los bocartes fritos y mención aparte merecen los pimientos rojos al pilpil, una maravilla.
Doce años, como hemos dicho, lleva García de la Navarra en su ubicación actual. Una zona en la que, como reconoce Luis, cuando llegaron no había mucha restauración, "por la noche no pasaba ni un coche ni nadie por la calle y nos los pensamos, pero justo el Ayuntamiento se había trasladado al edificio de Correos y Adolfo acababa de firmar un contrato con el consistorio para explotar sus restaurantes.
El dueño de El Rinconcito de Serrano era el propietario del edificio en el que está el restaurante y les ofreció el local, "que era un bar" y que ampliaron aprovechando el espacio del piso del portero de la finca. En ese momento "tuvimos la suerte de la crítica y del público y hasta hoy han pasado 12 años", cuenta Luis a LD.
La carta es completamente de temporada, con una cocina que está escrita en el momento y que después de comer aquí se puede merendar y cenar porque "es como comer en casa porque no hay cremas, mantequillas, natas" que la hagan pesada. Y efectivamente, el último plato que probamos lo demuestra, una maravillosa merluza con salsa aligerada de azafrán y en el que se nota ese mimo y esa paciencia de hacer los fondos a fuego lento como hacían nuestras abuelas.
En definitiva, comer o cenar en García de la Navarra es como hacerlo en casa y llevártelo al restaurante, con una cocina my sencilla pero de verdad, de altura y su objetivo de dar calor al cliente, que se sienta feliz y como en casa lo consiguen y lo percibes al verte rodeado de una clientela fiel y agradecida que se despiden con una sonrisa en la boca y en el estómago.
De hecho, cierran domingos y lunes pero el resto de los días están casi siempre al completo, así que lo mejor es reservar con tiempo si quieres disfrutar de una comida de verdad –con un ticket medio de 40€– acompañado de tus familiares o amigos, también es perfecto para reuniones de trabajo y como no, para una estupenda velada con tu pareja en una zona, a los pies del parque del Retiro que te ofrece un montón de posibilidades para continuar el día de turismo, de relax, de ocio o de trabajo.
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