
Cada vez es más difícil que un restaurante en Madrid tenga éxito y con la ingente oferta que hay en la actualidad consigan aguantar abiertos unos años. Pero más difícil es pertenecer al selecto grupo de restaurantes y tabernas centenarias de la capital. Uno de ellos es La Tasca Suprema, ubicado en el número 7 de la calle de Argensola y que ha sido centro de reuniones desde el ilegal Partido Comunista en la época de Franco hasta un encuentro entre el entonces presidente del Gobierno español Mariano Rajoy y el expresidente francés Nicolás Sarkozy donde comieron gazpacho, ensaladilla rusa y chipirones.
Así que un restaurante con 134 años de historia bien merece una visita para comprobar el secreto de su éxito y de que siga llenando sus mesas con fieles comensales todos los días de la semana, domingos y lunes sólo en turnos de comida. Y para ello tienes que pasar por la placa identificativa del Ayuntamiento de Madrid en la que "agradece los servicios prestados a la ciudad desde 1890".
Ya sentado en el salón principal con sus mesas de madera revestidas por manteles de tela blanca, Alejandro nos prepara un estupendo y premiado vermú (5€) para acompañar a las siempre apetecibles gildas (2,50€), de aceituna, anchoa y piparra, "una de las más representativas de Madrid". Además, ahora las acompañan con las maravillosas patatas fritas Bonilla a la Vista. Seguimos con los aperitivo y llega de la cocina una cazuelita de champiñones guisados con los que ya compruebas que aquí se hace todo con mucho mimo y paciencia ya que está acompañado de verduras pochadas y concentra un gran sabor.
Porque La Tasca Suprema es una casa de comidas, pero de esas que te traen recuerdos, de los de domingos en familia y de los guisos que tu madre prepara con cariño, aunque para tu padre siempre tenga un ‘pero’. Platos del día, también los hay de cuchara –de hecho los jueves es el día del cocido madrileño completo (22€)–, guisos de verduras y de carne, y alguna opción de pescado componen una carta que ha enamorado a miles de comensales y que sigue atrayendo a otros tantos. Así, recomendado por Alejandro, probamos un espectacular cardo con jamón, con una salsa que es una especie de pilpil propia del jugo de la verdura y de la grasa que suelta el ibérico. Una delicia aunque no seas amante de la verdura y que, como me comenta José Gómez, de Jamóm Joselito, "todo con jamón mejora".
De esos platos del día nos encontramos con un buenísimo pisto con huevos y parmentier de patata (10€), un plato en el que el suave puré suaviza el sabor de las verduras y complementa de forma maravillosa con los huevos fritos. Como nos cuenta Alejandro, en la nueva etapa de La Tasca Suprema han intentado aliviar los platos de cuchara y dar mayor protagonismo a la huerta navarra de la que llegan tomates, alcachofas y demás verduras, pero siempre manteniendo los platos tradicionales como las albóndigas con patatas (11€), suaves, ricas y con un intenso sabor propio de haber estado tiempo en el fuego.
Como buena tasca madrileña, tabernaria, no te puedes ir sin probar sus deliciosos callos a la madrileña (M 9€ / E 16€), perfectamente acompañados por el chorizo, con esa melosidad que te deja los labios pegados y con el toque justo de picante. Para terminar este recorrido centenario de oreja y vuelta al ruedo, un espectacular rabo de toro con demiglace y patatas (18€), también para nota, al igual que las patatas fritas que acompañan los platos y que son adictivas.
Un restaurante de más de 130 años, en una de las zonas de moda de la capital y con una cocina tradicional tan buena es un sugerente atractivo para los amantes del buen comer que están en la zona de compras, trabajando o que se acercan a La Tasca Suprema para disfrutar de su carta con un ticket medio de 40€.
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