Detrás de Cachivache Taberna están los hermanos Aparicio, Paco y Javier, un tándem perfecto que condujo al éxito hace 11 años a su primer restaurante ubicado al final de la calle Serrano y que les ha llevado a abrir otros cuatro restaurantes, todos ellos con un concepto similar pero cada uno con su seña de identidad.
Ya sea La Raquetista o Salino, que han conquistado la zona del Retiro, La Raquetista en La Habana o el segundo Cachivache que abrió las puertas hace casi tres años en el madrileño barrio de Montecarmelo –Esquina calle Monasterio de Silos y calle Monasterio de Samos–.
Lo que hacen en Cachivache es redefinir el concepto de taberna, siendo un espacio perfecto para todo tipo de ocasiones. La cocina de Cachivache, capitaneada por Javier Aparicio, chef y director gastronómico con más de 25 años de experiencia en el sector, es sencilla y de calidad, se adapta a la temporada gracias a los fuera de carta. Los grandes imprescindibles de los hermanos Aparicio, como las bravas o los torreznos, conviven con creaciones exclusivas como la coca de gorgonzola, pera, espinacas y nueces o el dim sum de pato y setas shiitake.
Así que comenzamos la comida con unos muy buenos rollitos de cordero lechal (9,9€ 3 unidades), con un sabor moruno muy rico y que combinan de una forma extraordinaria si los acompañas con la salsa de raita de yogurt. De esos clásicos de Cachivache, los torreznos CH (10,5€), de libro, crujientes por fuera y tiernos por dentro.
Javier y Paco mantienen viva la tradición familiar que ha recorrido medio mundo para que cada plato sea especial. Disfrutamos también con el taco pastor de ibérico, piña ahumada y chipotle (4,9€ unidad), aunque es cierto que el toque de la piña para mí sobra.
Acompaña a la cocina una cuidada carta de vinos con más de 40 referencias, de las cuales 15 se pueden pedir por copas y que es seleccionada por Paco Aparicio, exdirector de comunicación, ingeniero y sumiller. Comenzamos brindando con un buen vino tinto Barbaridad DO Madrid (22€) y seguimos la comida con otro titno FLor de Morca (22€) de Campo de Borja.
Fantástico el pepito de oreja (6,9€) con pepinillo agridulce, mayonesa de kimchi y rúcula, eso sí, no apto para los aprensivos a la casquería ya que el cartílago de la oreja se nota en los bocados, pero el sabor es espectacular y el crujiente lo hacen espectacular.
Todos los días tienen fuera de carta y ahora que empiezan a bajar las temperaturas se agradecen los platos de cuchara, como las verdinas con rape y langostinos. Y uno de sus imprescindibles que por algo están presentes en todas sus cartas y que podrías ir sólo a comer este plato con un vino son las carrilleras al curry massaman y arroz jazmín (16,5€), con un ligero toque picante y perfectamente cocinadas para que no quieras que ese plato se acabe.
Para suavizar el paladar terminamos con una resfrescante copa de mango y su helado, maracuyá y natilla de coco (6€), aunque hay opciones para los más golosos como la torrija de sobae El Macho o el arroz con leche quemado.
La decoración de Cachivache Montecarmelo es similar a su hermano mayor de Serrano y es obra de Ping Pong Arquitectura, quienes dotan al especio de colores vivos y nmateriales nobles como la madera en un espacio diáfano con varios ambientes. Una barra acompañada de mesas altas y un salón comedor para una comida más pausada. Durante la época estival, su terraza es el lugar ideal donde disfrutar de cualquier encuentro con una muy buena propuesta gastronómica.
Cachivache Taberna, ya sea en Serrano o en Montecarmelo, es una estupenda opción para comer a diario, para cenar o disfrutar de aperitivos y comidas los fines de semana. Tiene una carta amplia e interesante y los fuera de carta harán que puedas ir en distintas ocasiones y probar las elaboraciones del chef con un ticket medio de 40€.
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