Un 72,5% de los españoles sufre algún problema visual y el segundo problema visual más frecuente, después de la presbicia o vista cansada, es la miopía, ya que afecta al 29% de la población. Estas personas, en mayor o menor medida, tienen que llevar gafas o lentillas en función de sus necesidades visuales y de la graduación que tengan. De hecho, muchas de ellas han optado por decir adiós a las gafas buscando una vida más cómoda al realizarse una operación de la vista.
Pero, ¿por qué operarse de la vista? Aquí tienes 10 razones que pueden ayudarte a tomar una decisión:
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Es un tratamiento ampliamente probado, que lleva realizándose más de 25 años y del que ya se han beneficiado millones de personas en todo el mundo.
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Un 98% de estas personas están muy satisfechas con los resultados de la operación. De hecho, más de un 91% de los pacientes que se han realizado este tratamiento lo recomendarían o lo han recomendado a sus amigos y familiares.
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Es una intervención realizada por profesionales médicos con una amplia experiencia que conocen paso a paso el procedimiento. Por esta razón, es importante acudir a un cirujano oftalmólogo debidamente capacitado y que cuente con la ayuda de un equipo experimentado.
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Existen diversas técnicas para operarse la vista que se adaptan a cada caso y a cada persona. Es un tratamiento personalizado.
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Los pacientes que se realizan este tratamiento ganan en bienestar, en comodidad y en seguridad personal después de la operación. Si una persona no se siente cómoda llevando gafas y/o ya no tolera las lentillas (lo que es bastante habitual), la cirugía láser es una buena opción para disfrutar del día a día con mayor libertad.
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Es un tratamiento que no requiere hospitalización y que permite una rápida recuperación. Si por algo destaca la cirugía refractiva es por ser muy cómoda para el paciente que, en sólo unas horas verá sin gafas como antes lo hacía con ellas.
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Antes de la cirugía, al paciente se le realizan una gran cantidad de pruebas para verificar que es candidato a la intervención. Si los resultados de este examen no se adaptan a los cánones de seguridad establecidos en los protocolos de oftalmología, este procedimiento se descarta para ese paciente.
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En todo momento la persona a la que se le realiza la intervención sabe cuál va a ser el siguiente paso y conoce perfectamente qué va a sentir. El oftalmólogo informará al paciente sobre lo que va a notar en cada paso del proceso, anticipándose a las dudas que pueda tener.
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A medio plazo, con la operación se ahorra dinero. El 26,5% de los usuarios de gafas las renueva cada dos años y el gasto medio cada vez que se realiza esta renovación es de 297 euros. A todo esto hay que sumar el precio de las lentillas, de los líquidos de lentillas, de las gafas de sol y de las gafas de repuesto, por lo que económicamente compensa operarse.
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Y porque, en definitiva, se gana en calidad de vida. Según un estudio realizado por el Consejo de Educación de Cirugía Ocular (CECO) un 85% de los pacientes intervenidos declaran haber mejorado considerablemente su calidad de vida y un 73% se arrepiente de no haberse operado antes.
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