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Katy Mikhailova

Palpando tomates y mi media rota

Se acerca Halloween y todas esta sarta de imbecilidades que han parido los “genios” de la moda en las últimas semanas puede servir.

Se acerca Halloween y todas esta sarta de imbecilidades que han parido los “genios” de la moda en las últimas semanas puede servir.
Zara

La industria de la moda recibe disgustos cada semana. Después de la diarrea de Gucci con aquel extraño disfraz para Halloween, la semana pasada llegaron las medias rotas de la misma marca (que no pude hablarles de ello todavía), y estos días ha pasado algo que nunca esperaríamos: Zara ha lanzado una colección de carritos de compra.

Empezando por esto último, aunque a priori no parezca nada exagerado, resulta curioso pensar que una marca de moda tan popular venda carros de compra, un complemento muy asociado a nuestras madres y abuelas, absolutamente vintage y cotidiano que, sin embargo, a mí me genera simpatía y me hace pensar que es una manera de poner en alza el ejercicio de revivir aquella costumbre  de salir a hacer ‘la compra’ (cuando las compras se hacían con calma en las tiendas de barrio, e internet y las app de los móviles no te acercaban hasta tu casa la comida). Aunque todavía haya gente que sigue haciéndolo (aunque cada vez quedamos menos -de hecho yo he sucumbido a los encantos de la compra online-) aquella era una manera vivir el momento: parar para pensar y elegir, parar para ser. Palpar los tomates, hablar con el dependiente de turno, mirar los precios con detenimiento, e incorporar al final la compra en ese carrito que se arrastraba por el barrio hasta la casa de uno (que en mi caso, esto último nunca lo he hecho). Es esta quizás una manera de hacerle un guiño a la sostenibilidad, y es otra manera de explicar que no necesitamos tantas bolsas de plástico.

Se trata, en cualquier caso, de unos carritos de diseño bastante elegantes, y a un precio razonable (50 euros). Y es que no me extraña que se hayan agotado en cuestión de horas. Habrá quien los use para cargar ropa para una sesión de fotos, otros que lo incorporen en su vida laboral como maletín para el maquillaje; los habrá que hasta lo usarán para ir de viaje, a un picnic o para cargar piedras. Pero, sea como fuere, la polémica viene justificada. Y en positivo.

Lo que sigue siendo abusivo es lo de Gucci y sus medias carcomidas. 140 euros por algo estropeado, de una material pobre, y cuyas roturas sólo van a ir a más, no hay por dónde cogerlo. Claramente la marca estrella del Grupo Kering necesita llamar la atención y ser noticia a cualquier costa. “Colla à effect usè noir” suena muy bien en francés, pero su significado dice “medias negras con efecto usado”.  Faltaría añadir “apta para gilipollas con dinero”. Las que guardábamos (bien por descuido o bien “por si me las vuelvo a poner y la rotura no se ve mucho”) las medias rotas podríamos estar de suerte y presumir de llevar unas Gucci. Lo triste es que no se expanda el rumor de que Gucci hace medias rotas y de aquí a unos meses la (el) que salga con semejante complemento parecerá un cerdo desaliñado (cerdes desaliñades para les gallines). 

Para todo lo demás, a estas alturas, ya ni sé qué desearles. Se acerca Halloween y todas esta sarta de imbecilidades que han parido los “genios” de la moda en las últimas semanas puede servir.

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