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Katy Mikhailova

La Bella y el parto

Heidi Montag que a sus 36 primaveras ha contratado a una maquilladora para el parto.

Heidi Montag que a sus 36 primaveras ha contratado a una maquilladora para el parto.
Heidi Montag se maquilla antes del parto | TikTok

Parir y estar guapo es misión imposible. O esa es la opinión pública que suscribe el imaginario social colectivo, y el sentido común, a excepción de influencers y celebrities que paren como quien sale del salón de belleza. Y no me refiero a la cantidad sino a al estado físico en el que salen del acto, nada sencillo, de traer un ser humano a este mundo.

Por cierto, lo de decir "salón de belleza" suena a algo casposo; es algo como demodé, porque ahora lo que se lleva es hacerte la manicura en un sitio "de chinas" (un negocio que prolifera como las setas) o acudir a que te peinen con un gintonic y una bata de seda.

Mientras tanto, reflexionemos sobre la moda de las mamis que desde el paritorio suben una foto con su bebé con cara bronceada, sin arrugas, sin ojeras, y con pestañas y labios pintados. ¿Photoshop? ¿Filtro? ¿Maquillaje pre-foto? ¿O hay gente tan guapa que pare guapa? Estamos, lectores, ante la era del "beautiful birth", tendencia viral en redes bajo el hashtag #BirthingMakeup. Vivimos, pues, la nueva tendencia: cómo salir guapos en las redes tras el parto.

Prueba de ello es el sonado caso de la actriz Heidi Montag que a sus 36 primaveras ha contratado a una maquilladora para que la maquillara desde el hospital. Como ella, en España cientos de mujeres conocidas. Desde Pilar Rubio pasando por infuencers como María Pombo.

Encuentro dos reflexiones interesantes. La primera, la presión que se podría dar a nivel emocional en todas las mujeres que van a dar a luz: además de parir deben (pensarán) aterrizar tras el parto con buena cara.

Y mi segunda reflexión es la de por qué, sin embargo, molesta que haya gente que salga del parto guapa (naturalmente o filtro mediante).

Es evidente que la virtud está en el término medio y que un hecho es que una tras parir se retoque para la foto de manera "express" y casi orgánica, y otra muy distinta es tener a una profesional del asunto sólo para mejorar el aspecto de una mujer en la foto.

En cualquier caso, ahora que se habla tanto de la conciliación, ¿lo de parir estupendos va a formar parte de esa conciliación? Y, al hilo de esa conciliación, con todos mis respetos a las madres, (yo aspiro a serlo algún día), para mí es un concepto tan antiguo como innecesario. Es decir: nuestras madres y abuelas ya conciliaban y no hacía falta recrear un término para explicarlo y defenderlo. Mi madre conciliaba, y aquí paz y después gloria. No se sentía feminista ni machista, ni perdía minutos preciados de su vida hablando de conciliaciones. Tampoco iba a manifas vestida de lila y morado. Y es que nos hemos acostumbrado a ponerle palabrejas raras a todo lo que nos rodea.

Sea como fuere. Conciliación, maquillajes y salones de belleza… la felicidad no está en obsesionarnos con nuestro aspecto físico pero tampoco en sentenciar a alguien que viva por y para su imagen. La felicidad es la libertad de obrar, dentro de unos márgenes de moralidad y valores colectivos, como a uno le entre en gana sin ningún tipo de remordimiento. Faltaría más que encima tengamos que pedir permiso y perdón por salir guapas en nuestras fotos, con o sin parto.

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