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De 'tocapelotas' y recogepelotas

No hay mayor dictadura que la de imponer a una mujer a no llevar falda.

No hay mayor dictadura que la de imponer a una mujer a no llevar falda.
Carlos Alcaraz en el Open de Madrid | Cordon Press

Tuvimos que esperar a la final del Open para ver cómo los organismos más potentes y las marcas más conocidas sucumben con sumisión al mandato casposo del Feminazismo llevado al extremo máximo. No a las faldas. No a la femineidad. No a la belleza. Y no, en definitiva, a la libertad. A la libertad de la mujer, porque hay mujeres, aunque Montero no lo crea, a las que les gusta ser mujer y parecerlo. Porque no hay mayor dictadura que la de imponer a una mujer a no llevar falda sólo porque un grupo de ‘pensadoras y pensadorxs’ consideran que es sexista que haya una "recogepelotas" en falda.

Y es que, cuando arrancaba el torneo celebrado en la Caja Mágica de Madrid, la Asociación para Mujeres en el Deporte Profesional denunciaba los uniformes oficiales de Lacoste de las recogepelotas. Unas monísimas faldas cortas plisadas en color blanco a conjunto con unas camisetas de corte-top y mangas largas les parecía ofensivo. Su portavoz, Pilar Calvo, explicaba que esta era una "manera feminizada" (yo diría que lo suyo es más bien una manera "femiNAZIda"), de tratar a las mujeres frente a los hombre que no tenían que vestir así; alegando, para más inri, que es una forma de "violencia machista". Entonces deberíamos quemar nuestras faldas y vestidos porque es violencia machista. ¡Increíble! Y ellos sus boxers, porque sería "violencia feminista". "Es un escaparate público. Lacoste también viste a los niños y niñas y a los modelos hombres y no van así", añadía.

Como la polémica feta a miedo, y no nos gusta que apeste, en la final el pasado domingo las recogepelotas aparecían enfundadas en un uniforme totalmente distinto: el blanco pasaba a negro; la falda mutaba a pantalón; alto y ancho, de tiro alto, que cubría rodillas; y todo ello acompañado de un top con tirantes y cuello pico que se cortaba justo en la cintura (no sé cómo han permitido que se viera parte del abdomen… habrá sido un error de métrica). Lo siguiente, me imagino, será un velo en el pelo, para evitar que luzcan cuello y melenas largas. Es una cuestión de tiempo y paciencia, señores.

Empezamos en 2006 con el veto a los bikinis en Balonmano, y tiempo al tiempo. Supongo que lo siguiente será llevar uñas sin pintar, melenas a lo garçon, ausencia de maquillaje y cuanta menos femineidad, mejor. Y ellas, las que deben llevar la ropa, las protagonistas, que callen, pues ya hablarán las asociaciones y los ministerios por ellas. Esto es una crónica protagonizada por ‘tocapelotas’ que condicionan a recogepelotas. ¡Feliz sábado!

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