El virus de la poliomielitis, erradicado en España, ha sido detectado recientemente en aguas residuales de Barcelona, generando preocupación sobre el resurgimiento de esta enfermedad.
En los últimos años, ha habido un aumento de enfermedades prevenibles por vacunas en Europa y España, que podría estar impulsado por la inmigración irregular y el crecimiento del movimiento antivacunas. Según el Instituto de Salud Carlos III, se han detectado brotes de tosferina en Guadalajara, difteria en Valencia, Galicia y Canarias, y sarampión en Canarias.
Aunque la detección del poliovirus en Barcelona no indica un brote activo, sugiere que el virus circula en la ciudad, lo que pone en riesgo a personas no vacunadas o inmunodeprimidas.
La poliomielitis: una breve explicación
La poliomielitis es una enfermedad viral altamente contagiosa causada por el poliovirus, un enterovirus humano. Los casos leves presentan síntomas similares a la gripe, pero en casos graves pueden causar parálisis irreversible en aproximadamente 1 de cada 200 infectados, con una tasa de mortalidad del 5% al 10% debido a parálisis respiratoria.
El virus se transmite principalmente por vía fecal-oral a través de heces infectadas, alimentos o agua contaminada, y aunque afecta mayormente a niños, cualquier persona no vacunada o inmunodeprimida puede contraerlo.
Existen tres serotipos del poliovirus salvaje: 1, 2 y 3. El tipo 2 fue erradicado en 2015 y el tipo 3 en 2019, pero el tipo 1 aún circula en Pakistán y Afganistán, manteniendo viva la preocupación. Además, han surgido poliovirus derivados de la vacuna (cVDPV), que pueden causar parálisis en comunidades con bajas tasas de vacunación. Estas variantes se desarrollan cuando el virus atenuado de la vacuna oral (VPO) muta, propagándose de manera similar al poliovirus salvaje.
Vacunas: la clave para la prevención
Para prevenir la poliomielitis, se utilizan dos vacunas principales: la vacuna antipoliomielítica oral (VPO) y la vacuna antipoliomielítica inactivada (VPI). La VPO, administrada por vía oral, contiene un virus debilitado que inmuniza al vacunado y ayuda a reducir la transmisión comunitaria, aunque conlleva un pequeño riesgo de mutación del virus, que puede provocar cVDPV.
La VPI, en cambio, se inyecta y contiene un virus inactivo, siendo completamente segura, pero no reduce la transmisión comunitaria como la VPO. Ambas vacunas son complementarias y su uso combinado ha sido clave para acercar al mundo a la erradicación de la polio. En regiones donde el virus aún circula, como algunas partes de África, la VPO es esencial, mientras que, en países controlados, como España, se prefiere la VPI por su seguridad.
A nivel global, la polio está casi erradicada gracias a estas vacunas. Sin embargo, sigue siendo una amenaza en países con acceso limitado a la vacunación. En España, la vacunación masiva introducida en 1964 terminó erradicando el virus, y desde 1988 no se han reportado casos autóctonos de poliomielitis por poliovirus salvaje.
Impacto de la inmigración irregular en la propagación de enfermedades prevenibles
Como advierte la organización mundial de la Salud (OMS), la inmigración y los refugiados, pueden contribuir a la propagación de enfermedades prevenibles por vacunas. Muchas de estas personas provienen de países con sistemas de salud frágiles y sin acceso a vacunas, lo que las hace vulnerables a infecciones como sarampión, tuberculosis y polio, que han sido casi erradicadas en algunos lugares gracias a la vacunación masiva.
Según una revisión de The Lancet (2021), los inmigrantes, especialmente en campamentos temporales, son propensos a brotes de enfermedades prevenibles. Un meta-análisis del Journal ofTravel Medicine (2024) indica que su inmunidad está por debajo de los niveles recomendados, con coberturas preocupantemente bajas para difteria (57.4% frente al 83% recomendado), paperas (67.1% frente al 88%) y sarampión (83.7% frente al 93%).
Esto sugiere que, en España, el problema de inmigración irregular descontrolada consecuencia de las políticas del gobierno de Sánchez, podría acelerar la propagación de estas enfermedades, al trasladarse sin control y sin acceso a atención médica adecuada, estas personas pueden llevar enfermedades a las comunidades receptoras.
Sin mecanismos eficaces de salud pública para evaluar, vacunar y tratar a estos inmigrantes, el riesgo de brotes aumenta. La mala gestión del gobierno de Sánchez respecto a la inmigración irregular no hace sino favorecer la trasmisión de estas enfermedades.
El movimiento antivacunas y su papel en la salud pública
Otro factor preocupante es el aumento del movimiento antivacunas, que rechaza la inmunización sistemática basado en desinformación y teorías conspirativas difundidas por redes sociales. Este fenómeno ha llevado a una alarmante disminución en las tasas de vacunación.
Muchos de estos argumentos se fundamentan en estudios desacreditados, como el informe que falsamente vinculó las vacunas con el autismo. Aunque ha sido desmentido, el miedo generado persiste. Además, existe desconfianza hacia las instituciones, como gobiernos y empresas farmacéuticas, y algunos perciben las vacunas como un método de control o una cuestión de intereses económicos.
Algunos sostienen que la "inmunidad natural" es superior a la inmunidad inducida por las vacunas, ignorando los graves riesgos de enfermedades prevenibles. La falta de experiencia con estas enfermedades lleva a algunos a subestimar su gravedad, priorizando los riesgos percibidos sobre los beneficios comprobados.
Como resultado de este movimiento antivacunas, algunos padres optan por no vacunar a sus hijos, lo que debilita la inmunidad de grupo, fundamental para prevenir la propagación de enfermedades infecciosas. En España, esta situación ha llevado a una caída en la cobertura de vacunación en varias regiones, lo que ha facilitado el resurgimiento de enfermedades previamente controladas, como el sarampión, que ha vuelto a aparecer en diversas partes del país.
Combinación de inmigración irregular y antivacunas
La combinación de inmigración irregular sin control sanitario y el aumento del escepticismo hacia las vacunas crea un cóctel explosivo que amenaza con socavar los logros en materia de salud pública alcanzados en las últimas décadas.
La falta de una gestión eficaz por parte del gobierno en materia de inmigración ha permitido que esta crisis se agrave, poniendo en riesgo la salud de toda la población reviviendo el fantasma de enfermedades que creíamos erradicadas, como la polio.


