Bruc: el desafío, dirigida por Daniel Benmayor, profundiza en la leyenda del carbonero que infligió a las tropas invasoras francesas su primera gran derrota, aquella que anticipó la salida de nuestro país del temible ejército de Napoleón. Claro, que lo hace asumiendo la filosofía de una cinta de acción del tipo Acorralado. Tras cuartas partes de la cinta protagonizada por Juan José Ballesta son una trepidante persecución por las montañas de Monserrat que deja de lado la historia real y opta por sumergirse, con simplicidad pero aplastante sinceridad, en los lugares comunes del cine de aventuras. Una apuesta a total contracorriente con el grueso del cine español.
En esta onda, Benmayor aprovecha al máximo las bondades del entorno natural y firma una cinta de acción extremadamente básica, pero también carente de cualquier tipo de complejo. Dejando de lado la flagrante indefinición psicológica del héroe, interpretado por un Juan José Ballesta incapaz de imbuir carisma al personaje, el resto resulta una aventura de huida y venganza de lo más entretenida, así como un inesperado guiño al género de acción que películas como Acorralado o Depredador definieron en décadas pasadas. Que el citado homenaje haya venido de una película española subraya el hecho de que, para bien, mal o regular, en el cine español sí se está produciendo un relevo generacional importante.
Lo que sorprende de Bruc: el desafío es que, pese a sus asumidas limitaciones –como la ausencia de una correcta presentación de personajes- y su falta de originalidad, Benmayor dirije la función con tal grado de convicción que uno se sumerge con gusto en la odisea, sin importar que se trate o no de un filme menor. Pese a alguna secuencia mal resuelta en forma de flashback y de algún diálogo de juzgado de guardia, el director nos reserva otras de un ritmo y sentido del suspense muy acertados (y que parecen sacada de cualquier aventura en las alturas de Bruce Willis), así como otras en las que el paisaje y la acción toman el relevo de los diálogos y las interpretaciones.
Por todo ello, y por hacerlo sin que el resultado sea una tv-movie engordada, Bruc: el desafío supone una experiencia sorprendente y agradable.