El Gran Oriente Medio para los occidentales es tan lejano, en tiempo y espacio, como los cuentos de Sherezade. Que haya conflictos y guerras en Iraq, Irán o Siria es algo habitual que aparece en los informativos con cierta frecuencia. Mi generación ha crecido con ello. Si no es la guerra del Líbano lo es el conflicto palestino-israelí. En el espacio narrativo, de ahí al régimen de Asad hay poco margen. Y si no… siempre queda hueco para los kurdos y sus eternas reclamaciones. Precisamente porque estamos tan acostumbrados a verlo, tratamos la guerra con la óptica de quién sabe que siempre han existido esos problemas en Oriente Medio. Pasó con Sadam, pasó con Gadafi, y más recientemente con Mubarak. Y, entre medias, Al Qaeda y Estado Islámico. Así de simplista es la visión de buena parte de la opinión pública respecto a Oriente Medio.
Desde esa plano zenital, Sara Glidden reconstruye el relato, para acercar sus crónicas desde Turquía, Siria e Iraq. Lo cuenta en Oscuridades programadas, el cómic que edita Salamandra, con sus historias y sus viñetas. No es la primera vez que esta autora norteamericana se acerca a esta región, que ella intenta convertir -más que nunca- en Próximo Oriente.
Sin embargo, en este libro ya no es Una judía americana perdida en Israel, como su anterior libro, sino la acompañante de dos amigos reporteros que buscan la historia definitiva sobre la guerra y los refugiados. Más que una historia, quieren el Pulitzer, para la pequeña organización periodística sin ánimo de lucro de la que son fundadores, pero lo disimulan. Es el periodismo sin fronteras de crowdfounding al que hace años no estábamos tan acostumbrados, y que ahora está más en boga. Un viaje literario al conflicto, con hechos y diálogos reales. Y ante la mirada impertinente de un tercer invitado a esta peculiar excursión a Oriente Medio: un exmarine que estuvo destinado en Iraq en tiempos de guerra.
Curiosa mezcla la de los dos reporteros, el veterano de la guerra de Iraq y la ilustradora norteamericana. Más aún cuando se exponen puntos de vista desconcertantes: como que el exmarine no condene la invasión de Iraq y no se arrepienta de nada:
Y desde ese primer tópico que desmonta, se abordan inesperados puntos de vista. Glidden demuestra, no se engañen, que los prejuicios para afrontar lo desconocido son -a menudo- necesarios. Pero necesario, igualmente, es desmontarlos. La fortaleza de este relato es que muestra la valentía de dar el brazo a torcer, reconocer el error y asimilar que algunas circunstancias son diametralmente opuestas a las creencias preexistentes.
Glidden es un polizón en un viaje de dos meses y miles de kilómetros, que dibuja lo que ve. Y precisamente sobre lo que ve, con algunas cosas está de acuerdo y con otras... no tanto. Al igual le pasará al lector que se acerque a este cómic que pretende ser, ante todo, honesto. Como lo es con el making of de la historia: los sobornos a funcionarios, miedo en los controles de aduanas, y los problemas con las traducciones (o con los intérpretes, que casi es peor).
De este libro ilustrado se extrae que hay varios relatos de la guerra, uno buenista (que generalmente es el más popular),y otro táctico (que correspondería a la versión militar). Y por encima de ellos hay tantas historias como personas, y todas interesantes: un bloguero iraní, un representante de ACNUR, un fotoperiodista que va a la guerra empotrado, un taxista que recorre el Kurdistán…
Para enfrentarse a todas estas narraciones la autora antepone la máxima periodística de no implicarse en historias personales. Guardando la compostura y la distancia, todo en búsqueda de una muy compleja objetividad. Porque es complicado escribir de vidas así…
Sarah Glidden, Oscuridades programadas, Editorial Salamandra, 2017. Traducción: Regina López Muñoz. 304 páginas. ISBN: 978-84-16131-30-3.