Fiona Barton, galardonada con el Premio Nacional de la Prensa británica, ha cubierto para el Daily Mail, el Daily Telegraph o el Mail on Sunday algunos de los sucesos más mediáticos y escabrosos de los últimos años. Por eso, a la hora de escribir novela negra, solo tiene que tirar de archivo para describir personajes y situaciones que ojalá solo fueran ficción.
Con su primera novela, La viuda (Planeta), publicada en más de treinta y cinco países, entró directamente en el top 10 de la lista de The New York Times y el Sunday Times británico. Se trataba de un thriller basado en la desaparición de Madeleine McCain que reflexionaba sobre el engaño sostenido, los crímenes imperdonables y la confianza ciega.
Ahora regresa con La madre (Planeta), una dura historia que comienza con el descubrimiento del cadáver de un bebé enterrado en un jardín al sureste de Londres y su posible relación con un recién nacido robado de un hospital en los años setenta. Barton, fiel a su estilo, cuenta la historia desde distintos puntos de vista, a cuatro voces por cuatro mujeres conectadas entre sí, entre ellas, la periodista Kate Waters, que ya aparecía en La viuda.
Cuando trabajaba como periodista, Barton leyó un día una breve noticia sobre el descubrimiento del cadáver de un bebé en un jardín. Entonces la recortó y la guardó en el bolso para seguir investigando. "Había preguntas que quería responder, saber por qué, quién y cómo de desesperado debía de estar alguien para hacer algo así", explica la británica a Libertad Digital. Nunca llegó a perseguir esa historia, pero fue el germen de esta novela. "¿Qué tipo de persona puede llevar a cabo un acto así? Hay múltiples respuestas. A veces, son madres que han tenido que esconder su propio embarazo. Recuerdo un caso en Francia, por ejemplo, de una madre que mató a sus hijos casi como método anticonceptivo".
Durante la investigación de la noticia, Kate cruza "una delgada línea" que ella nunca traspasó como reportera: "Los periodistas deben empatizar pero nunca deben ser parte de la historia. En la novela quise aportar algo más de drama y permití que Kate diera dos o tres pasos más de los que debería haber dado". La escritora cree que hay un "estereotipo de periodista frío y distante" pero considera que es "una patraña". "Yo nunca he conocido a ningún periodista al que no le importase los protagonistas de la historia. Para poder escribir buenas historias hay que ponerse en el lugar de los protagonistas de la noticia", dice.
Con el paso de las páginas, comienza a salir la verdad, secretos guardados durante años, enterrados bajo tierra y en lo más profundo del alma. De hecho, las "vidas ocultas" son el combustible que la impulsa a escribir, confiesa. "Son fascinantes. Todos tenemos vidas ocultas, pequeños secretos. Tememos que alguien pueda descubrirlos. Para los escritores, esto es un material excelente".
Barton construye personajes heridos profusamente, con traumas que arrastrarán de por vida y sin resiliencia alguna: "En la sociedad hay muchas personas que fingen que están bien pero el dolor les acompaña para siempre". Y todo, por cruzarse con esos "monstruos" disfrazados de personas que hay entre nosotros. "Están ahí", asegura tajantemente.
A pesar de la oscuridad que esconden algunos de sus personajes, Barton intenta no juzgarlos, sino escribir desde su óptica. "La madre –dice– se publica en un momento terrible para las mujeres –en referencia al movimiento MeToo– porque estamos tomando conciencia de cuán difundido es el fenómeno. Por fin se ha dado luz a estos casos y estamos ganando conciencia".
Tras el éxito de La viuda, Barton admite que tuvo bastante "presión" con este nuevo libro por las "expectativas" puestas sobre él y la obligación de ajustarse a unas fechas de entrega. En pocas semanas, se publicará en Reino Unido su tercer libro.
Fiona Barton. La madre. Planeta, 2018. 544 páginas 19,50 euros.