
La decisión del Ministerio de Defensa de trasladar el veto a Israel y sus empresas tecnológicas a programas clave de la modernización de las Fuerzas Armadas, que se ha iniciado con el veto a los misiles anticarro Spike LR2, de los que se iban a adquirir 168 puestos de tiro y 1.680 misiles, supone un vuelco importantes a varios programas de armamento, ya que dejan en el aire su actual configuración.
Al problema del programa de las nuevas radios de comunicación para las Fuerzas Armadas, conocido como Sistema Conjunto de Radio Táctica (SCRT), que fue denunciado por la propia empresa encargada de sacarlas adelante en la reciente Feria Internacional de la Defensa y Seguridad (FEINDEF) de Madrid, se unen ahora todos los sistemas en proyecto que tienen componentes o licencias israelíes.
Por si fuera poco, queda en el aire qué va a pasar con los sistemas de armas o componentes que están actualmente en uso y que fueron adquiridos a empresas de origen israelí. ¿Se van a seguir empleando o se van a buscar en el mercado posibles sustitutos? ¿Se van a comprar repuestos o se van a utilizar solo hasta que el stock actual de repuesto lo permita? Un problema que afecta sobre todo al Ejército del Tierra y al Ejército del Aire y el Espacio.
SILAM (Sistema Lanzacohetes de Alta Movilidad)
El programa más llamativo es el del SILAM (Sistema Lanzacohetes de Alta Movilidad), que se basa en el sistema PULS de la israelí Elbit Systems. Se trata de dotar al Ejército de Tierra de una capacidad de fuego de medio y largo alcance que se había perdido por causa de la raquítica inversión en Defensa destinada durante décadas. De hecho, los sistemas Teruel fueron dados de baja en 2011 y todavía no hay un sistema sustituto.
Se trata de un sistema de más de 700 millones, liderado por Escribano EM&E con el apoyo de Rheinmetall-Expal. De ellos, algo más de 410 millones de euros van destinados a 12 vehículos lanzadores, un lanzador-demostrador, 2 vehículos de recuperación, 10 vehículos de puesto de mando, 12 vehículos de municionamiento con grúa, 6 vehículos de reconocimiento de alta movilidad y un paquete inicial de 680 cohetes.
Asimismo lleva asociado un paquete propio de RPAS o sistemas no tripulados (UAV) de 200 millones de euros que incluye drones de inteligencia y reconocimiento, drones armadas y drones kamikaze (munición merodeadora), así de un sistema de radar propio fabricado específicamente para el funcionamiento de este sistema de armas.
El programa va actualmente según la hoja de ruta establecida. Escribano EM&E entregó en diciembre el demostrador y durante este año estaban previstas las pruebas de fuego. La situación ahora queda en el aire. Fuentes militares explican que si el Gobierno se decide por no continuar con la transferencia tecnológica con Elbit Systems habría que rediseñar los lanzadores buscando soluciones en el mercado internacional, como el Himars estadounidense.
POD Litening V
El POD de designación de objetivos Litening V para los cazas Eurofigher Typhoon del Ejército del Aire y el Espacio es otro de los programas que quedan en el aire. Se trata de un sistema para mejorar la capacidad de ataque con mayor precisión, empleando láser, especialmente en misiones de combate aire-aire, permitiendo realizar seguimiento pasivo de trazas, labores de identificación y hasta misiones de detección.
Se trata de un programa de algo más de 200 millones de euros que fue aprobado por el Consejo de Ministros en septiembre de 2023, dentro de un paquete de más de 6.500 millones de euros para modernizar las Fuerzas Armadas, junto a otros como el propio SILAM. El sistema pertenece a Rafael Advanced Defense Systems, una de las empresas más destacadas de la industria de defensa israelí.
En total está previsto comprar 46 pod Litening V. Los primeros 20 sistemas estaban destinados a los cazas Eurofighter Typhoon que forman parte del programa Halcon I del Ministerio de Defensa, destinados a sustituir a los obsoletos F18 Hornet en servicio en Canarias. Otro 25 pod están destinados a las 25 aeronaves que forman parte del programa Halcon II, que sustituirán a parte de los F18 en servicio en la Península.
El otro pod que queda sin asignar no está claro si quedaría en reserva o si sería asignado al Centro Logístico de Armamento y Experimentación (CLAEX), una unidad del Ejército del Aire y el Espacio destinada a innovar y mejorar las capacidades de las aeronaves militar que están en servicio.
Más problemas para el 8x8 Dragón
El 8x8 Dragón es el blindado sobre el que debe pivotar la modernización del Ejército de Tierra. El programa está siendo un auténtico quebradero de cabeza para el Ministerio de Defensa, que ha visto como el consorcio encargado de su fabricación, Tess Defence (Indra, Escribano EM&E, Sapa y GDELS-Santa Bárbara Sistemas), ha sido incapaz de cumplir durante dos años seguidos con los plazos de entrega de las primeras unidades.
Este año 2025, el Ejército de Tierra ha recibido la primera decena de unidades –tomando la planificación inicial se deberían haber entregado más de un centenar de unidades de las 348 firmadas– y parece que se ha conseguido romper el maleficio. Pero justo cuando esto ha pasado el Gobierno se pone a vetar componentes israelíes y el 8x8 Dragón tiene algunos productos bajo licencia israelí en sus tripas.
Uno de esos productos que plantea problemas, por ejemplo, concierne a la seguridad. La empresa israelí Plasan facilita su innovadora protección ligera y modular contra RPG, que se denomina Hybrid Slat Fence (HSF), así como su solución de protección antiminas para los bajos y las explosiones laterales de IED (artefacto explosivo improvisado, por sus siglas en inglés), que incluye asientos antiminas absorbentes de energía.
A esto se une el problema que plantea que uno de las diferentes variantes en las que se van a configurar los 8x8 Dragón está diseñado para portar una torre Mini Samson de 30mm, desarrollada por Pap Tecnos, la filial en nuestro país de la empresa israelí Rafael Advanced Defense Systems, la misma encargada de los misiles contracarro Spike LR2 recientemente vetados.
Por si fuera poco, la radio que centraliza las comunicaciones del vehículo con el exterior y que está asociada al programa Sistema Conjunto de Radio Táctica (SCRT), para cambiar el actual sistema de comunicación UHF/VHF por el moderno sistema de radio definido por software (SDR), algo que están haciendo la gran mayoría de los países de la OTAN, que como denunció la empresa Aicox se encuentra parado por el veto a Israel.
Comunicaciones de otros vehículos
Pero el problema de las comunicaciones no afectan exclusivamente a los futuros 8x8 Dragón que van a llegar al Ejército de Tierra, sino también a otros vehículos que están en proceso de modernización y en los que también se van a incluir sistemas de radio compatibles con la radio E-Lynx del programa SCRT, bajo licencia de la israelí Elbit Systems. Se trata de los carros de combate Leopard 2E y los VCI (Vehículos de Combate de Infantería) Pizarro.
Mantenimiento de morteros
El Ejército de Tierra todavía sigue empleando en estos momentos otros sistemas de armas que provienen de la industria de defensa israelí. En este caso no se trata de compras pendientes de realizar y en los que se había pensado siguiendo criterios técnicos en soluciones israelíes, ni de pedidos ya realizados que están pendientes de recibirse, sino de material que ya está en uso y en los que el veto gubernamental podría poner en peligro su mantenimiento o uso.
Es el caso, por ejemplo, de los morteros Cardom de 81mm, embarcados en blindados VAMTAC (Vehículo de Alta Movilidad Táctica) y que fueron adquiridos hace una década y media a la empresa israelí Soltam para aumentar la potencia de fuego de algunas unidades. Un producto que fue probado con rapidez en la árida geografía de Afganistán y que sirvió para aumentar la capacidad defensiva y ofensiva de los contingentes españoles allí desplegados.
El POD Reccelite
Algunos de los cazas del Ejército del Aire y el Espacio portan en su estructura el POD Reccelite, desarrollado por Rafael Advanced Defense Systems, que sirve para la captura de imágenes y vídeo para operaciones de reconocimiento e inteligencia. El piloto selecciona las tomas que quiere capturar y el sistema las realiza y las envía al centro de mando. Queda en el aire qué va a pasar con estos sistemas tras el veto del Gobierno a la tecnología israelí.
Aviones MPA y MSA
El Ejército del Aire y el Espacio tiene en desarrollo un programa para recuperar y mejorar sus capacidades de control marítimo. Se ha encargado a Airbus un total de 16 aviones C295W por un montante económico de 1.750 millones de euros. De ellos, ocho tendrán una configuración de patrulla marítima (MPA), mientras que los otros ocho tendrán una configuración de vigilancia marítima (MSA/VIGMA).
El problema es que el proyecto inicial tiene previsto que estas aeronaves lleven en sus tripas un radar multimodo ELM-2022A de Elta Systems, que es una filial de Israel Aerospace Industries (IAI). No queda claro ahora si el Gobierno pedirá una modificación en el diseño para que se sustituya ese radar previsto por otro con mismas funciones y capacidades que haya en el mercado internacional.

