La celebración del Real Madrid fue sobria, señorial. No tuvo alardes ni delirios de grandeza. Incluso podría decirse que fue breve. Pero emotiva. Los jugadores se dedicaron simplemente a festejar; nada de hacer el ridículo. Y sobre todo a agradecer al público su presencia. A una afición que acudió en masa, deseosa de gritarle al mundo que son los campeones de Liga. Había ganas ya, después de cuatro años.
Pero también hubo lugar para los mensajes durante el paseo triunfal del madridismo y el desembarco en la Plaza Cibeles, que ya echaba de menos que la visitaran. Casillas fue el primero de ellos. Cámara en mano, subió una imagen a su Facebook en la que posaba junto a un Mourinho sonriente bajo el lema "Nos llevamos fatal". Un guiño a todos aquellos que continuamente han anunciado la mala relación entre el técnico y el guardameta.
También el portero quiso demostrar su unión con otro miembro del vestuario con el que se le ha querido enfrentar. Cristiano Ronaldo. Cuando los futbolistas del Real Madrid ya volvían hacia el autobús, el español y el portugués se quedaron solos, se fundieron en un abrazo, y comenzaron a saltar sobre la valla dirigiéndose a la afición. Somos las dos estrellas del equipo, y nos llevamos estupendamente, venían a decir. El que gana, por supuesto, el equipo.
Pero si hubo un mensaje que predominó por encima del resto, común en la mayoría de los futbolistas, era el de volver lo más pronto posible. La ausencia de títulos en los últimos cuatro años, a excepción de la Copa del Rey lograda la temporada pasada, ha provocado que hoy, durante la celebración, haya existido una comunión entre jugadores y aficionados muy elevada.
Y por ello, cuando se marchaban, todos indicaban que volverían más pronto que tarde. Alguno, como Casillas o Pepe, incluso se atrevía a pronosticar que sería con la Décima. Pero eso ya deberá ser el año próximo. Ahora al equipo le toca disfrutar de un título logrado a base de sufrimiento, sacrificio y sobre todo buen fútbol. Sólo con eso se puede ser campeón de Liga.