
Novak Djokovic ha salido en defensa de su padre tras la polémica foto que incendió las redes sociales después de los cuartos de final del Abierto de Australia ante Andrey Rublev. Su progenitor posó junto a aficionados rusos que mostraban camisetas de apoyo a los combatientes de su país y una bandera de Rusia. Además, en el vídeo que se publicó se aprecian unas indignas palabras de Srdan Djokovic: "Larga vida a los rusos".
Tal fue la magnitud del escándalo, que la propia organización del Abierto de Australia tuvo que emitir un comunicado lamentando la presencia de radicales rusos en las gradas y en el torneo. Esta vez ha sido Novak Djokovic el que ha tenido que defender lo indefendible, visto el vídeo y las palabras de su padre.
En el Australian Open, el padre de Djokovic fue filmado tomándose fotos con un aficionado que sostenía una bandera de Putin y usaba una camiseta con la letra Z. Le dijo: "Larga vida a los rusos".
Vía @jamesgraysportpic.twitter.com/4RZgoWjMwQ
— Set Tenis (@settenisok) January 26, 2023
El tenista aseguró en rueda de prensa que su padre fue "utilizado" por estos aficionados rusos y quiso dejar claro que su familia está en contra de la guerra. La realidad es que estos aficionados, como se ve en el vídeo, no obligan en ningún momento a Srdan a que diga esas lamentables palabras de apoyo a Rusia. En definitiva, un escándalo más de la polémica familia Djokovic.
El jugador quiso escudarse en la guerra de Yugoslavia para defender a su padre: "Estamos en contra de la guerra, no apoyamos ningún tipo de violencia. Mi padre, mi familia y yo hemos sufrido varias guerras en los 90. Sabemos lo devastadora que es cualquier guerra».
Srdan decidió ausentarse de las semifinales, intentando apagar el incendio que había creado un día antes. Eso sí, se espera que el padre de Nole esté presente en la pista Rod Laver el domingo para presenciar la final de su hijo. De ganar el Abierto de Australia, el balcánico conquistaría su vigesimosegundo Grand Slam, igualando a Rafael Nadal. Pase lo que pase, algo ha quedado claro: el serbio podrá igualar o superar en títulos al español, pero jamás podrá acercarse a la grandeza humana del ejemplar deportista balear.