El presidente del Parlamento catalán ha optado por el aplazamiento, que no suspensión, ha matizado, del pleno de investidura. Queda a la espera de que el Tribunal Constitucional resuelva un recurso encargado a los servicios jurídicos de la cámara catalana en el que, según Roger Torrent, se subraya la "chapuza jurídica que ha perpetrado el Constitucional para no dejar en mal lugar del Gobierno".
Torrent ha arremetido contra el Tribunal Constitucional en un discurso de abierta rebeldía. Sostiene que el TC no puede "fijar condicionantes a la investidura de Carles Puigdemont que ni el Gobierno español le había pedido, en una decisión política ad hoc hecha por quien debería ser arbitro constitucional".
"El Gobierno y el Tribunal Constitucional pretende vulnerar los derechos de millones de catalanes que fueron a las urnas. No lo aceptaremos", dijo un combativo Torrent. "Ni la vicepresidenta Soraya ni el Tribunal Constitucional decidirán quien debe ser el presidente de Cataluña porque es a los diputados a quienes corresponde hacerlo", remachó.
Torrent y los grupos separatistas no contemplan más opción que la de investir a Puigdemont. "Me he comprometido personalmente a garantizar su inmunidad y a que el debate de investidura se lleve a cabo con garantías. El pleno de hoy queda aplazado, pero no desconvocado. Se celebrará una vez aseguremos un debate efectivo y con garantías. Sin injerencias. Una investidura que tenga valor real y que sea efectiva", anunció Torrent.
"Llegaré hasta el final para defender los derechos del presidente Puigdemont y que pueda someterse a un debate de investidura con todas las garantías. La democracia no se suspende. Este parlamento investirá al candidato que reciba el apoyo mayoritario de la cámara, no el que decida un ministro en un despacho a seiscientos kilómetros de distancia. El pueblo de Cataluña merece un respeto", concluyó el presidente de la cámara.
De este modo, se descarta la investidura telemática, pero se entra en un terreno de abierta confrontación con el Tribunal Constitucional. Torrent mantiene la línea Forcadell de desobediencia. El Parlament vuelve al escenario previo al 155.
La maniobra dilatoria de Torrent ha venido acompañada de un gran despliegue de pólvora retórica que no ha convencido ni a la CUP ni a Junts per Catalunya, entre otras razones porque no han sido consultados. Tampoco contribuye a la popularidad de Torrent entre las fuerzas separatistas que el Gobierno haya encajado el aplazamiento decretado por el presidente de la cámara catalana como una muestra de "respeto por la legalidad".