Los conocidos como Comités de Defensa de la República (CDR) campan a sus anchas por Cataluña. Cortan carreteras, montan barricadas y se mueven a su antojo. Mantienen cortada la AP-7 en ambos sentidos de la marcha a la altura de Figueras y han causado grandes atascos en Barcelona, donde a primera hora de la mañana cerraron al tráfico la Diagonal y la Meridiana. Para esta tarde se convocan para rodear la estación de Sants.
Enfrentamientos verbales entre manifestantes y conductores. En la Meridiana, los Mossos han detenido a una persona que arrancó una pancarta separatista. Un grupo de violentos se había abalanzado sobre este ciudadano y una pareja de agentes autonómicos le libró de la paliza, pero se lo llevó esposado y detenidoCDR del barrio califica de "violento" al ciudadano en un trino con foto
Los Mossos vuelven a estar en el ojo del huracán. La visita del jefe del cuerpo, Ferran López, al presidente del Parlament, Roger Torrent, no ha servido para que los dirigentes políticos del separatismo echen el freno a unas movilizaciones cada vez más agresivas. La actuación policial en los intentos de asaltos de la Delegación del Gobierno en Barcelona y la subdelegación en Lérida ha sido duramente criticada por la CUP y severamente impugnada por ERC, Junts per Catalunya, Òmnium y ANC.
El papel de los Mossos
Los CDR disfrutan de un amplio margen de maniobra. Tras las cargas del domingo, los Mossos vuelven a manejarse con las instrucciones previas al 155. Los separatistas cortan carreteras y calles aquí y allá mientras los mossos contemplan la escena y se interponen entre los conductores y los manifestantes, que corean las consignas habituales, "ni un paso atrás", "las calles serán siempre nuestras" y "libertad presos políticos".
Estos grupos surgieron de la CUP y las organizaciones "civiles" del separatismo semanas antes del 1-O con el nombre de "comités de defensa del referéndum". Su primera acción fue la ocupación durante el fin de semana de los colegios que se utilizaron para la votación. Después fueron claves en las dos huelgas generales montadas por el separatismo, el 3 de octubre y el 8 de noviembre. Cortaron carreteras y ocuparon las estaciones del Ave de Gerona y Barcelona e interrumpieron durante doce horas la circulación de trenes. Desde la detención de Puigdemont vuelven a mostrar la cara más "pacífica" del movimiento independentista.