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Operación Triunfo en la izquierda: ataques, vetos y filtraciones entre "abrazos" y corazones

La búsqueda de un pacto para salvar los muebles el 23-J ha degenerado en un espectáculo de navajazos entre dirigentes de la izquierda.

La búsqueda de un pacto para salvar los muebles el 23-J ha degenerado en un espectáculo de navajazos entre dirigentes de la izquierda.
Archivo

El pasado 29 de mayo, apenas dos horas después del sorprendente adelanto electoral anunciado por Pedro Sánchez, Ione Belarra compareció por sorpresa en la rueda de prensa prevista para valorar los desastrosos resultados de Podemos, que perdió el 28-M prácticamente todo su poder territorial. Tras semanas en que el acuerdo con Sumar parecía imposible, Belarra cambió su discurso ante la hecatombe y la posibilidad de que el 23-J fuera aún peor: confirmó que su partido estaba ya "trabajando" en una candidatura de unidad que la gente estaba "esperando".

Los plazos son ajustadísimos: el 9 de junio es el último día para presentar coaliciones y el 19 expira el plazo para la presentación de listas. Pero en las primeras horas, todo apuntaba a que el acuerdo, aunque fuera por mera supervivencia, iba a llegar pronto. Sin embargo, tras días de maniobras y ataques más o menos velados, el supuesto pacto inminente se ha convertido en un reality por ver quién gana en la batalla por el liderazgo de lo que queda de la izquierda, sumando a garrotazos. El último capítulo ha sido el anuncio por parte de Podemos de una consulta exprés sobre la conveniencia de que la dirección negocie y, "en su caso", decida pactar con Sumar

Sobre la mesa, sobre todo, está el futuro papel de la abrasada Irene Montero, pero también los primeros puestos en algunas circunscripciones y el nombre que aparecerá en las papeletas. Estos son los protagonistas del Operación Triunfo en que se han transformado las negociaciones en torno a Sumar.

Yolanda Díaz, escuchando

A la vicepresidenta del Gobierno apenas le ha dado tiempo a terminar su larguísimo proceso de escucha antes de toparse con unas elecciones generales que le pillan con el programa sin terminar y su plataforma muy lejos de esa "unidad" que lleva meses pidiendo. De ser promocionada por Moncloa prácticamente como futuro tándem electoral de Sánchez —con un papel estelar en la moción de censura de Vox con Ramón Tamames—, Díaz ha pasado a ser orillada por la maniobra del presidente, que apenas le ha dejado tiempo para reaccionar. Un "reto" en "tiempos de audacia", según se apresuró a decir tras la comparecencia de Sánchez.

En estos días ha tenido pocas buenas noticias: ha sido muy comentado el fichaje de Pablo Bustinduy, exdirigente de Podemos próximo a Errejón, al que recibió con un mensaje con emoticonos de corazones: "Es un orgullo contar contigo en la transformación que vamos a afrontar, querido Pablo. Calma, certezas y derechos. El país nos está esperando".

Pero de momento, Díaz sigue optando por ponerse de perfil en torno a las conversaciones y este mismo miércoles declinó hablar de ello en un acto público en Doñana.

También se ha incorporado en las últimas horas, como portavoz de la campaña de Sumar, el eurodiputado Ernest Urtasun, actualmente portavoz de Iniciativa per Catalunya Verds, que a su vez forma parte de la coalición Catalunya en Comú que lidera Ada Colau, la todavía alcaldesa de Barcelona.

La guerra de Pablo Iglesias

El exlíder de Podemos ha ido alzando el tono según avanzaban las negociaciones. Empezó demandando "generosidad" y "respeto" a las siglas de Podemos y ha terminando acusando a algunos de los negociadores —Comunes, Más Madrid y Compromís—, de estar torpedeando el acuerdo al "vetar" a personas concretas. No la nombró pero aludía a Irene Montero.

Con una actividad especialmente combativa en las redes sociales y los programas en que participa, Iglesias optó por responder directamente a Félix López-Rey, concejal de Más Madrid, que osó decir en Twitter que "imponer a Irene Montero y Ione Belarra, las ministras peor valoradas del gobierno, es un error de Pablo Iglesias que pone en peligro la construcción de una alternativa de progreso".

"Estimado Félix, cuando te eligieron la primera vez concejal en el Ayuntamiento de Madrid, Belarra y Montero no habían nacido aún. Respeto tu trayectoria como líder vecinal y cargo público del PCE y MM pero aquí estás faltando al respeto a nuestras dirigentes. Abrazo", respondió Iglesias en alusión a los años con cargo público de López Rey.

Alberto Garzón: un estudiado paso atrás

"Creo que es un momento estupendo para dejar que otros compañeros y compañeras puedan aportar sus energías y conocimiento": con esta frase dentro de un extenso comunicado, Alberto Garzón anunció su renuncia a ir en las listas para el 23J, una decisión en las que muchos vieron una maniobra oculta para forzar a Belarra y Montero a renunciar también. No surtió efecto.

Irene Montero, protagonista

La ministra de Igualdad ha limitado su actividad a Twitter, aprovechando para sacar pecho de su cuestionadísima gestión, también en la izquierda, al frente de Igualdad y también de su partido ante la debacle electoral. "A veces bajo un sol radiante, las más de las veces bajo una noche sin luna, siempre en equipo y siempre empujando un país más feminista, más justo, con derechos, más democrático. Salimos siempre a ganar, y cuando no lo conseguimos, lo volvemos a intentar. Podemos", dijo en un tuit hace unos días.

Ramón Espinar: la clave y los "rehenes"

El antaño dirigente de Podemos también ha conseguido algún titular en este culebrón con quizás la frase que mejor retrate lo que está pasando en la izquierda. "Si la Ministra acepta no repetir, lo demás sale solo. Pero es que Podemos ya solo existe para que ella vaya en una lista". A esto no respondió Iglesias.

El ex de Podemos también está alentando a las bases de Podemos para que se rebelen y dejen de "ser rehenes de la estrategia de Iglesias y Montero": "Hay una operación bastante nítida para que Podemos no tenga que disolverse, humillarse o someterse a un descalabro electoral". Dirigentes territoriales de Podemos, como la líder de Podemos Extremadura, Irene de Miguel, están abogando por pactar ya.

Mónica García y las mentiras

La líder de Más Madrid, tras unos decepcionantes resultados el 28-M, ha entrado en la cada vez más enconada guerra en la izquierda al responder a las palabras de Iglesias sobre los vetos. "Iglesias mintió claramente. Más Madrid no ha vetado a ningún partido. No entiendo muy bien cuál es la intención, más allá de intentar hacer daño al acuerdo. No hemos vetado a nadie e insisto, estamos remando para adelante", ha dicho sobre el supuesto no de Más Madrid a Irene Montero en las listas. La militancia de su partido ya ha votado a favor de la alianza con Sumar.

El papel de Íñigo Errejón

Mucho más cauteloso está siendo el portavoz de Más País y ex mano derecha de Pablo Iglesias, llamado a estar en las listas por Madrid, probablemente en un puesto destacado. En Twitter, ha pedido "no participar en el espectáculo hiriente y estéril de los insultos y ataques" pero también "aprender de lo que funciona mejor y de lo que funciona peor".

Las condiciones de Baldoví

Entre tanto, los aliados ya confirmados de Yolanda Díaz pelean por ver cuál será su papel final de cara al 23-J. Es el caso de Compromís, que aunque ya ha dado el sí a la vicepresidenta no lo hacen sin condiciones. Según ha trascendido, pretenden liderar sus listas en las circunscripciones valencianas y quieren también sus siglas en la papeleta.

Ada Colau y la sorpresa los comunes

La aliada de Yolanda Díaz, Ada Colau, fue una de las grandes derrotadas el 28-M. Su partido ha sorprendido en medio de la batalla asegurando que la dirección estatal de Podemos estaría negociando con ERC una coalición para las generales en paralelo a las conversaciones con Sumar. Los republicanos lo han desmentido pero con esta filtración las conversaciones se han enfangado un poco más.

Vuelve Alberto Rodríguez

El último "enemigo" de Podemos en sumarse al proyecto de Yolanda Díaz ha sido Alberto Rodríguez. El exdiputado de Podemos, forzado a dejar su escaño tras ser condenado por agredir a un policía, terminó dejando también su partido entre durísimas acusaciones a la dirección. Su nueva formación, Drago Canarias, contribuyó a la debacle de Podemos en las islas al dividirse el voto. Ahora, ha anunciado que se une a Sumar en las circunscripciones canarias.

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