
Semana clave para el futuro de la legislatura. El prófugo Carles Puigdemont ha citado a la dirección de su partido en Bruselas el próximo viernes, un día después de que la Mesa del Congreso haya tomado previsiblemente una decisión sobre la proposición no de ley del partido separatista para que Sánchez se someta a una cuestión de confianza.
Ha comenzado la cuenta atrás. En Junts exigen avances concretos sobre la cesión de las competencias en inmigración y sobre el uso del catalán en Europa. A esas dos carpetas se suma la cuestión de confianza, un requisito indispensable según Junts si Sánchez quiere seguir contando con el apoyo de los independentistas.
El Gobierno ha comenzado a mover sus fichas, admiten en Junts. Consta a tal efecto el mensaje lanzado por el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, en la conferencia de embajadores, a los que instó a priorizar la campaña para que el catalán se convierta en idioma oficial de la Unión Europea, tal como exigía Junts en el pacto de investidura.
Desclasificación de papeles del CNI
Otra de las fichas ha sido la desclasificación de los papeles del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) relativos al imán de Ripoll que dirigía la célula islamista que cometió los atentados de las Ramblas y Cambrils en agosto de 2017. Dichos documentos señalan que agentes del CNI se reunieron tres veces con Abdelbaki Es Satty con la intención de captarlo como confidente pero que descartaron tal posibilidad al comprobar que se trataba de un individuo "muy desconfiado" sin "ninguna fiabilidad".
Malestar por la ley de acusaciones populares
Ambos gestos no satisfacen en absoluto las pretensiones de Carles Puigdemont, que exige además que se solucione su situación por la vía rápida, sin esperar a lo que decida el Tribunal Constitucional. Y no considera que la proposición de ley para eliminar a las acusaciones populares (que le permitiría volver a España porque ni la Fiscalía ni la Abogacía del Estado pedirían su ingreso en prisión) se adecúe a su caso sino al de la esposa, el hermano y los colaboradores del presidente del Gobierno. De ahí que ya haya anticipado una enmienda a la totalidad.
No es otro farol
La intención de Puigdemont con la reunión del viernes en Bruselas es dar a entender a Sánchez que el ultimátum que lanzó en diciembre no es otro farol, que las continuadas advertencias sobre una ruptura que podría hacer colapsar la legislatura van en serio. Durante todo el mes pasado, Puigdemont amenazó al presidente del Gobierno con dejarle caer y expuso que la cuestión de confianza era ineludible si Sánchez pretendía seguir contando con su apoyo.
El PSOE trató de calmar a Puigdemont con una reunión de urgencia en Suiza que tuvo efectos contraproducentes. El líder separatista dice estar harto de los incumplimientos de Sánchez, de la falta de concreciones sobre los acuerdos que se alcanzan en las reuniones con el verificador internacional delante y asegura que no está dispuesto a seguir así.
Tras la reunión de la cúpula de Junts en Bruselas del próximo viernes está previsto que comparezca su líder. El sesgo de su intervención se acabará de decidir tras la reunión de la Mesa del Congreso de la víspera con la patata caliente de la cuestión de confianza como punto central del orden del día.
"El Estado esconde mucha mierda"
Prueba del malestar de Puigdemont es su airada reacción por el contenido de los papeles desclasificados del CNI. En un mensaje en la red social X el expresidente de la Generalidad ha asegurado que se confirmaban todas las sospechas del independentismo sobre la supuesta implicación de los servicios secretos en los atentados islamistas del 17 de agosto de 2017.
Teníem raó, el cervell dels atemptats de Barcelona i Cambrils l'agost del 2017, un mes i mig abans del referèndum d'independència de Catalunya, tenia tractes amb els serveis secrets espanyols. El coneixien perfectament. Sota la catifa dels secrets, l'Estat amaga molta merda.… https://t.co/fW6YqzeNvp
— krls.eth / Carles Puigdemont (@KRLS) January 13, 2025
A pesar de que los documentos no demuestran eso en absoluto, Puigdemont ha escrito: "Teníamos razón, el cerebro de los atentados de Barcelona y Cambrils en agosto del 2017, mes y medio antes del referéndum de independencia de Cataluña, tenía tratos con los servicios secretos españoles. Le conocían perfectamente. Bajo la alfombra de los secretos, el Estado esconde mucha mierda". La tesis separatista es que el Estado sabía que se iban a perpetrar los atentados y no hizo nada por detenerlos.
Puigdemont ha aprovechado también la emisión de un reportaje en TV3 sobre los casos de cuatro policías nacionales que se infiltraron en los movimientos separatistas para seguir arremetiendo contra el Estado en un caso que Junts y ERC atribuyen directamente al Gobierno del PSOE, pues las infiltraciones se llevaron a cabo ya con Fernando Grande-Marlaska al frente del ministerio de Interior.
En el mensaje mezcla los atentados con dichas infiltraciones y el caso de los independentistas espiados con el programa informático Pegasus: "Se han infiltrado de forma indecente en el movimiento independentista, como lo demuestra el excelente documental de La Directa y nos han espiado (¿nos espían todavía?) a nosotros y a nuestro entorno sin ninguna autorización para hacerlo, sólo para obtener cualquier tipo de información que pueda serles útil en su lucha contra Cataluña... pero contra el terrorismo islamista no tomaron ninguna de estas medidas. La "unidad de la patria" es más importante que la vida de las personas. Miserables".
El mensaje de Puigdemont forma parte de la gesticulación con la que pretende advertir por enésima vez a Pedro Sánchez de que si no empiezan a concretarse los acuerdos de investidura la legislatura está en un callejón sin salida.