Tras una campaña más que accidentada ha llegado el momento definitivo para decidir el sentido de nuestro voto y en esta tesitura es imprescindible recordar por qué es necesario salir de casa, ir al colegio electoral y depositar el voto en la urna.
Y no es tarea difícil porque la actualidad nos lo ha recordado en los últimos días: hay que votar en contra de los partidos que compran votos, que alteran los censos, que tienen a líderes detenidos por agresiones o implicados nada más y nada menos que en secuestros.
El PSOE ha quedado retratado en los últimos días como lo que es desde hace mucho: un partido que no tiene ningún respecto por la legalidad, las instituciones y la democracia. Cómo no va a delinquir un concejal de un pueblo perdido de la mano de Dios si ve al presidente del Gobierno encamarse con los etarras, asociarse con los golpistas o modificar el propio Código Penal a medida de los delincuentes.
Porque estamos ante unas elecciones que van mucho más allá de su ámbito aparentemente local y autonómico, como también se ha podido ver en campaña: hay mucho más en juego y el resultado de este domingo será uno de los factores clave que determinará el escenario político de aquí a las elecciones de fin de año.
Además, aunque los acontecimientos del esta semana puedan llevar a ser optimistas, lo cierto es que por lo que se puede saber nada está realmente decidido y la victoria o la derrota de Sánchez y los suyos puede depender de muy pocos votos en muchos sitios, así que nadie debe quedarse en casa.
Por último, habrá quién argumente que los partidos de la derecha no se merecen nuestro voto y es algo que en no pocos lugares es difícil de rebatir, pero lo importante ahora no es que PP y Vox no sea perfectos, sino echar a un Gobierno que nos pone ante una disyuntiva sobre la que no debemos engañarnos: o acabamos con ellos ya o ellos acabarán con España pronto. Y el domingo se puede dar un paso importante en una u otra dirección.



