Pedro Sánchez ha traspasado todos los límites. El presidente del Gobierno no tiene ningún socio que no esté limpio desde el punto de vista penal. En primer lugar, Pedro Sánchez se plegó a las voluntades de Bildu, el brazo político de ETA conseguía la salida de la Guardia Civil de Navarra. Tras las elecciones en las que el PSOE acabó segundo, independentistas y nacionalistas vascos vieron su oportunidad para conseguir sus objetivos. Tanto Junts como Esquerra están consiguiendo todo lo que quieren y el Gobierno efectivo está en Waterloo: en España no se hace nada que no quiera Puigdemont.
Pero la cosa no acaba ahí. Pedro Sánchez ha entrado en el Grupo de Puebla cuyo objetivo implantar políticas populistas, una nueva suerte de neo-comunismo, a imagen y semejanza de lo establecido en la Venezuela de Hugo Chávez y Nicolás Maduro o en la Bolivia de Evo Morales. José Luis Rodríguez Zapatero es un reconocido miembro de este grupo en el que también están Adriana Lastra y Delcy Rodríguez. En este especial del Programa de Cuesta, Carlos Cuesta analiza uno a uno los socios delincuentes que respaldan a Pedro Sánchez.