¿Defender què...?(+)

No te vale la pena ese derrotero. Sólo hallarás fango y encim maloliente.
Te lo digo con mucho conocimiento de causa: Siendo mi menda para la política como Mons. Lefebre para mi Fe, -soy de Castilla la de Verdad-, me vine a vivir en el 77 a Barcelona y me enamoré de esta tierra y esta magnífica gente.
Pero un día, a los pocos años de llegar aquí, me llevaron a un partido de Barca y ví.
Ojo al dato, ojo al verbo, Azteca: VÍ.
Ví la ralea, la bajeza, ví las esporas del odio plantadas pero aún sin brotar. Lo comenté con un par de mis amigos, catalanes pata negra, reales lujos del género humano, y pude comprobar que íntimamente despreciaban a quienes escupían a su terruño para gritar "¡¡Vicca Barza!!", pero de alguna manera no podían darles con la escoba por aplaudir lo de ellos, lo de los catalanes de verdad.
El más grande de todos, viendo que no acababa yo de chamullármelo completamente, saltó como un conejo al oír un tiro cuando le llamé culé. Espumeando me chilló que eso era de xarnegos (no voy a repetir sus palabras, ni la parte de España que citó).
El lugar era un pequeño y delicioso restaurante en La Selva, y mi recuerdo de la experiencia fué una servilleta firmada por Salvador Dalí, firmada "de un Salvador a ******** gran amic".