Entre los numerosos pasajes que están(+)

ocupando el caso de la enfermera cazada por el ébola se encuentra lo que al final ha sido
el sacrificio de su perro. Este pasaje nos ha servido la indignación de un número nada
despreciable de personas que han elevado sus protestas por este desenlace y no deja de
ser sorprendente. A diario son asesinados salvajemente, cuidadosamente triturados, en
esos campos de exterminio modernos una media de trescientos nasciturus, seres
humanos inocentes no nacidos. Salvo la respetable minoría de personas que
manifestamos nuestro rechazo ante semejante salvajada de exterminio humano, peor
que las que se produjeron en los campos de exterminio de la izquierda más asesina
estalinista de la historia o del otro socialismo nacionalista criminal nazi, por citar dos,
hoy se asiste a esta variante de exterminio de inocentes no nacidos. Pues bien, habría
que saber cuántos de los que se han manifestado por el sacrificio del perro se han
manifestado alguna vez ante esas clínicas abortistas o campos de exterminio modernos
por los asesinatos que a diario se cometen.