Ir al albur de.

Parece que este movimiento incesante, casi frenético, que aparenta llevar a cabo nuestra administración, tanto a nivel de estado, como de autonomías o de admón. local, no es a nada que se rompa la pátina de secreto que lo envuelve, si no una táctica dentro de la estrategia de siempre, conservar y repartirse el poder entre la casta.

Al final, se está dejando al albur de los acontecimientos grandes problemas de estado que alguien debería gobernar, mas que "administrar" que no es la misma cosa. Aquí, a nada que el gobierno afloja, todos, como impelidos como un resorte quieren ser ellos los que rijan los destinos comunes, como si de verdad se volviese a un sistema "taifal".

Es como aquello de confundir la libertad con el libertinaje, ahora se trata de confundir intereses regionales, de áreas o de municipios, con el interés general del estado, del conjunto de los españoles, y eso se hace con manifestaciones, referendums o declaraciones de cualquier partido, asociación de partidos, o corporación local.

Se confunde la libertad corporativa con la individual, y la individual agrupada en mas de cuatro individuo que dispongan de medios que los propugnen, siempre que eso les traiga a ellos ventajas, con la libertad de decidir de la nación en su conjunto. La gente parece harta de esperar cuatro años, y pretende decidir a medida que se desarrollen los acontecimientos.

Todo esto se da, por que no hay eso que tan de moda está, de una hoja de ruta, que yo llamaría un proyecto de gobierno, con puntos concretos a cumplir, con un tiempo concreto para realizarlos, con unos costes previstos en los presupuestos, y unos responsables con autoridad para hacerlo, y todo ello, a ser posible igual a lo que se promete en elecciones.

Estar constantemente levantando la cabeza del trabajo, distrae al ejecutor de su trabajo y da una sensación de "ligereza",que no invita a invertir en ella. Levantar la cabeza constantemente a lo que digan las encuestas, a lo que diga Europa, a lo que digan las instituciones mas fuertes ajenas al gobierno, es depender de demasiadas dictaduras a la vez.

Mostrar el lado débil y dubitativo de un gobierno, es abrir puertas a aventuras, que hasta ahora nadie había pensado seriamente en llevar a cabo, y creer que uno tiene razón, y que ya se arrepentirán cuando la realidad los fustiguen, y que haga que como el hijo pródigo vuelvan al hogar del padre, es gobernar al albur de.