Llevamos algún tiempo recordando lo(+)

que se ha dado a conocer como Primera Guerra Mundial, otros la llaman Gran Guerra,
que parece más acertado, pero las arbitrariedades de los historiadores son las que son
(ahí está la Guerra Civil Española de 1936-39, pero no la acotan entre 1934-1939, los
historiadores taparon a propósito el paréntesis 1934-36). Resulta imposible de entender
la Gran Guerra de 1914 sin las ruindades de los nacionalismos, los acomplejados y
hediondos nacionalismos, que consiguieron la matanza de millones de personas. Dejaron
la puerta abierta para seguir con la segunda edición, la Segunda Guerra Mundial, con
más millones de muertos. Pues este calco de nacionalismo acomplejado y hediondo sigue
en Cataluña erre que erre, contando, como no podía ser de otra manera, con los
petimetres políticastros que no ahorran ni lo más mínimo en intoxicar, envenenar y
extender el odio, el racismo, el separatismo, la ruina, y demás maldades allí donde se
requiera engañar, enardecer y fanatizar al personal.