Auschwitz-Birkenau, viaje al horror
Ningún lugar representa mejor el Holocausto en toda su horrorosa esencia que Auschwitz-Birkenau, el lugar donde más gente fue asesinada durante el Holocausto y el campo de concentración y exterminio que mejor conservado ha llegado a nuestros días. Un necesario viaje al horror.
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Las vallas electrificadas de alambre de espino no sólo separaban Auschwitz del exterior sino también las distintas secciones en el interior
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Tras una llamativa persecución y el juicio correspondiente Höss fue condenado a morir en la horca en Auschwitz. Fue ejecutado el 16 de abril de 1947 en el pequeño patíbulo que vemos en la imagen
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"El trabajo os hace libres", probablemente el letrero más cínico de la historia, fue copiado por Rudolf Höss, el comandante de Auschwitz, de su experiencia previa en Dachau
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El muro de la Muerte, en el patio entre los bloques 10 y 11 era uno de los lugares en los que se ejecutaba a los prisioneros. Fue destruido por los nazis y reconstruido tras la liberación. En primer plano yo de los ganchos de los que se colgaba a los prisioneros de los brazos, atados a la espalda
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Una de las celdas de castigo en las que los presos eran encerrados hasta morir de hambre y sed. En esta murió el sacerdote polaco Maximilian Kolbe, tras ofrecerse en el lugar de otro preso que tenía familia Franciszek Gajowniczek, que por cierto logró sobrevivir a Auschwitz
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Más celdas de castigo en el bloque 11, que era la cárcel dentro de la cárcel. En ese caso estaban diseñadas para que el preso tuviese que mantenerse permanentemente en pie
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Un de las mirillas por las que lo carceleros observaban como los presos morían de hambre y sed
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Fotografías de presos que fueron internados en Auschwitz
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Uno de los bloques de la enfermería del campo, centro para espantosos experimentos supuestamente científicos. Al pasar junto a él un superviviente lo señala y dice: "Ahí estaba Menguele"
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La pulcra habitación en la que se administraban inyecciones letales, también a cientos de niños
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Un habitación vacía y luminosa: era donde se 'almacenaban' los cadáveres de los que eran asesinados en la enfermería
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Un detalle de la primera valla electrificada que rodeaba el perímetro de Auschwitz
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La primera cámara de gas construida en Auschwitz fue la única que ni pudo ser destruida por los nazis, que sólo lograron dinamitarla en parte. Después, se reconstruyó con los materiales originales
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La sala en la que se gaseó a decenas de miles de personas
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Los crematorios, ubicados junto a la cámara de gas propiamente dicha
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El bloque de las cocinas, a la izquierda, y una explícita señal de STOP a la salida del campo
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Una de las torres de vigilancia del campo y algunos de los pocos barracones de madera que han logrado conservarse tras siete décadas en el clima extremo de esta zona de Polonia
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Como en Auschwitz I, en Birkenau el alambre de espino es prácticamente omnipresente: las vallas electrificadas también separaban las diferentes secciones del inmenso campo
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Desde el exterior no se ve el final del inmenso campo de Birkenau, cuyas dimensiones resultan impresionantes
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Varios barracones del campo bajo la nieve y el frío que reinan en Birkenau
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Una vez dentro de Birkenau da igual a donde se dirija la mirada: sólo se alcanza a ver una inmensidad desolada
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En una zona extraordinariamente boscosa, dentro de Auschwitz prácticamente no hay árboles
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Una de las torres de vigilancia del interior del campo
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Los restos de la cámara de gas número dos, que como casi todas las demás fue volada por los nazis antes de abandonar el campo
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Una vista de Birkenau desde el monumento a las víctimas. Justo donde están las luces que ven al fondo se encuentra la Puerta de la Muerte, que que estaba cubierta por la carpa en la que se celebró la ceremonia por los 70 años de la liberación
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La cámara de gas número 3 del campo, también reducida a ruinas
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Este es el monumento a las víctimas, que se realizó durante los años 60 en un estilo de lo más soviético
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A los pies del monumento una serie de placas recuerda a las víctimas de Auschwitz-Birkenau en distintos idiomas
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Una de ellas, esta, lo hace en ladino
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Ese era el punto, la infame rampa, en la que los trenes con largos convoyes de vagones como el de la imagen descargaban a los prisioneros tras el largo y durísimo viaje. Allí se hacía una selección y la mayoría de ellos eran gaseados en unas pocas horas
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