La montaña suiza en todo su esplendor
Los alpes lucen en todo su esplendor en Grindewald, una localidad y una zona en la que rinde homenaje a todos los buenos tópicos sobre Suiza.
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El campanario de la pequeña iglesia de la localidad y, siempre de fondo, las montañas.
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Grindewald, en Suiza.
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La primera imagen que tenemos a la llegada a Grindewald es la de un valle espectacular.
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La primavera llena los pastos de flores antes de derretir la nieve de las cumbres.
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El Grindewald First ofrece algunas propuestas de turismo activo realmente divertidas.
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El First Cliff Walk es una pasarela que nos permite disfrutar de vistas literalemnte de vértigo.
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El paisaje al que se asoma el First Cliff Walk es también excepcional.
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No hay turista que se resista a una imagen con ese fondo.
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Desde Grindewald sale el tren que llega hasta el Jungfraujoch. El recorrido empieza rodeando la impresionante mole del Eiger.
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La pequeña estación en la que dejamos el primer tren y cambiamos al segundo, que nos llevará casi hasta la cumbre.
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Algunos de los trenes que aún se usan tienen un innegable encanto vintage.
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Durante la subida se atraviesa un paisaje maravilloso.
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Para llegar a lo alto de la montaña el tren atraviesa un túnel de nueve kilómetros con una fuerte pendiente.
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Una para a mitad del túnel nos permite disfrutar de otras vistas y otros glaciares, eso sí a través de una ventana.
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A los pies del Jungfrajoch se extiende el Aletsch, nada más y nada menos que el mayor glaciar de los Alpes y uno de los mayores de Europa.
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A 3.454 metros de altura el Jungfraujoch es el edificio construído en un punto más elevado de toda Europa.
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Las vistas sobre el cercano pico Jungfrau -de 4.158 metros de altura- son excepcionales.
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Al pie de la plataforma una zona de esparcimiento nos permite pisar la nieve y desarrollar algunas actividades.
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Otra vista del Jungfrau y de las nieves eternas que lo rodean.
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Una de las cosas más sorprendentes que ofrece el Jungfraujoch es su palacio de hielo, excavado en el fondo del glaciar en movimiento.
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