María Corina Machado ya ha recibido en Oslo el Premio Nobel de la Paz, en medio de toda una campaña de Donald Trump contra el narcotráfico venezolano. Pero ¿realmente qué es lo que está haciendo Trump y por qué la ha tomado con Venezuela? No está muy claro, porque no parece que las razones esgrimidas —la lucha contra el narcotráfico y la inmigración— sean las principales. Aunque Venezuela es un actor en ambos frentes, no es el principal, y Estados Unidos tendría que enfrentarse antes con otros países, mucho antes que con Venezuela.
Viejos enemigos de Washington
Quizás la razón esté en que Venezuela y Cuba llevan siendo un grano en el culo para Estados Unidos desde hace muchas décadas, y si cae Venezuela, antes o después caerá Cuba, que depende del petróleo regalado por la dictadura chavista. Podría ser que efectivamente quiera reducir algo ese tráfico de drogas y de narcotraficantes. También podría ser que, como apunta el nuevo documento de Seguridad Nacional, Estados Unidos esté recreando la doctrina Monroe —que en tiempos de Obama fue declarada muerta— y, por tanto, declarando todo el continente americano como su patio trasero: es decir, que ahí no pueda pasar nada que le incomode a Estados Unidos y, sobre todo, que ningún poder externo al continente actúe en él.
El objetivo de Trump
¿Y qué poder actúa ahora mismo en Hispanoamérica? Pues esencialmente China. Cuando el gigante asiático empezó a obtener contratos en el canal de Panamá, Trump puso el grito en el cielo y Panamá tuvo que recular. ¿Y quién le compra el petróleo a Venezuela, con quién tiene negocios Venezuela? Esencialmente con China y Rusia, pero dado que Rusia tampoco está en una situación como para tener negocios con nadie, es sobre todo China. Y China es el gran rival geopolítico de Estados Unidos, y lo es también para Trump. Así que la reducción de la influencia china en el continente americano parece ser la principal razón.
Tampoco creo que haya estorbado el hecho de que María Corina Machado, que además de líder de la oposición es una mujer atractiva, no haya hecho más que hacerle la pelota a Trump de forma descarada desde que se anunció que recibía el Premio Nobel de la Paz.
Pacto con Maduro
Lo que no está tan claro es hasta qué punto va a seguir presionando el Ejecutivo estadounidense. Si por Marco Rubio fuera, entrarían a saco, pero a Trump nunca le ha gustado meter tropas allí donde puede conseguir sus objetivos por otros medios. En Irán, lo único que hizo fue un ataque aéreo con bombas que solo tiene Estados Unidos, después de lo cual no sólo se retiró, sino que obligó a Israel a seguir sus pasos también.
En Venezuela está haciendo algo parecido: primero destruyó barcos de narcotraficantes, la semana pasada incautó un petrolero y posiblemente en algún momento llegue a hacer incursiones en tierra y ataques aéreos al propio territorio venezolano. En todo caso, no una guerra propiamente dicha, porque Trump eso no lo quiere. Simplemente quiere librarse de Maduro, como ya ha declarado por activa y por pasiva. Sin embargo, y este es el peligro para la oposición venezolana y para todos los amantes de la libertad en el mundo, quizá se conforme con que Maduro deje de hacer el idiota, deje de lado a los chinos y se arrime a Estados Unidos, vendiéndole el poco petróleo que es capaz de extraer tras cargarse Chávez a los verdaderos profesionales de PDVSA; las refinerías de Estados Unidos necesitan el tipo de petróleo pesado que esencialmente solo Venezuela, Rusia y Canadá pueden suministrar.
Si Trump logra ese objetivo, seguramente esté dispuesto a dejar a un lado toda la retórica de la lucha por la libertad, los derechos humanos y la guerra contra las drogas, porque la política exterior del republicano no es idealista, aunque a priori siempre esté a favor de ciertos ideales. Tampoco es intervencionista, pero no deja de realizar pequeñas intervenciones allí donde le interesa a Estados Unidos, no a nosotros los europeos; ni siquiera a Israel.
Veremos qué pasa en los próximos meses, pero por ahora no parece que Estados Unidos vaya a dejar de pisar el acelerador para conseguir echar a Maduro y a los chavistas del poder. Ojalá lo haga, y ojalá que gracias a eso le den de una vez el Premio Nobel de la Paz y se nos tranquilice un poco.



