Día de la Victoria en Chisinau (¿próxima víctima de Putin?)
Marcel Gascón Barberá
Las protestas de los alemanes fueron clave para el derribo del muro. En esta pancarta de una de las manifestaciones en Berlín reclaman la "caída del monopolio del SED", el partido del régimen
En octubre del 89, las manifestaciones se extendieron por todo el país y los ciudadanos perdieron el miedo a la represión del régimen. En Potsdam, miles de personas salieron a la calle pidiendo libertad.
"Eric, sal". Elocuente pintada en la pared del muro, dirigida a Honecker.
"¿Libertad, mañana?" Ciudadanos esperanzados en las protestas que precedieron a la reunificación.
Cientos de alemanes agolpados en Postdamer Platz, tratando de entrar en la zona oeste tras la apertura del muro.
Otra imagen de Postdamer Platz, ahora un lugar lleno de grandes rascacielos y comercios, y entones una inmensa explanada de tierra de nadie.
Un hombre colabora en el derribo del muro.
Agrandando las grietas del muro
Lo imposible: caminar sobre el muro frente al Reichstag
Mirar al otro lado
Un niño colaborando en la destrucción del muro
Piedras para romper el muro...
... y escaleras para pasar al otro lado.
El entusiasmo inundó por unas días el centro de Berlín. En la imagen, una joven posa con un retrato de Gorbachov frente a la Puerta de Brandenburgo.
"Cada uno una piedra hacia la reunificación", dice esta pancarta.
El Check Point Charlie, ahora convertido en centro de peregrinación de turistas, en noviembre de 1989. Era el puesto fronterizo más importante del muro.
Una de las imágenes más repetidas fue la de ciudadanos del Este y del Oeste posando y sonriendo a los soldados que antaño vigilaban la frontera.
Se formaron colas y tumultos entre quienes, por fin, podían pasar con libertad al otro lado. En la imagen, una mujer trata de pasar a un niño por encima del muro.
Otra de las imágenes más repetidas es la de ciudadanos posando sobre el muro, fragmentando y agujereado por fin.
Quizás la imagen más importante de las que se vivieron en esos meses fue la de los reencuentros entre familiares del este y el oeste. Algunos no esperaron al derribo del muro e hicieron largos viajes por otros países del este, aprovechando la reapertura de la frontera entre Hungría y Austria.
En esos días, se vivieron multitud de momentos emotivos junto al muro que tantos años dividió el corazón de Alemania, como este abrazo entre el gentío.
Aunque buena parte de esa alegría se haya diluído con los años y haya ciudadanos del Oeste que se quejen del enorme coste que supuso reunificar las dos zonas, en esos días lo importante era recibir a quienes habían sufrido el aislamiento y la opresión. El barrio de Hohen Neuendorf daba así la bienvenida a sus "vecinos".
La avalancha de gente desconcertó a los que debían vigilar, con órdenes de disparar, a quienes trataran de franquear el muro. Después, muchos se unieron al júbilo.
La música también tomó el muro de Berlín.
Tras el entusiasmo y empuje ciudadano inicial, llegó el trabajo de las grúas, que fueron desmembrando por tramos el muro. Muchos fueron a parar a otras ciudades del mundo.