
Los carros de combate Leopardo 2, uno de los modelos más modernos que están en servicio en los ejércitos europeos y alguno americano, no entrará en combate en Ucrania. O, de momento, no lo harán. Y es que los ministros de Defensa y de la OTAN no han conseguido levantar el veto alemán en la reunión de países donantes de armamento al Gobierno de Kiev que se ha celebrado en el mediodía de este viernes en la base aliada tiene en Ramstein (Alemania).
"Hay buenas razones para las entregas y hay buenas razones en contra, y en vista de la situación de una guerra que ha estado en curso durante casi un año, todos los pros y los contras deben sopesarse con mucho cuidado", ha dicho tras el encuentro el recién estrenado ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, que ha tomado posesión del cargo esta misma semana después de que el lunes dimitiese su antecesora, Christine Lambrecht.
Pese a todo, ha dejado una puerta abierta a que pueda haber un cambio de opinión: "la decisión aún podría llegar". En este sentido, ha adelantado que ha ordenado en su departamento que se haga una revisión en profundidad de las unidades de Leopardo 2 existentes y del estado de operatividad en el que se encuentran. Y es que la situación alemana, debido a la presión que en los últimos días están haciendo sobre ellos países como Polonia, Finlandia o Canadá, es muy difícil.
Tensión Alemania-Polonia
Alemania, como país productor del carro de combate, debe dar luz verde a la re-exportación de este sistema de armas a un tercer país, es decir, que según la legalidad vigente, puede vetar la entrega del carro Leopardo a Ucrania a cualquier país que lo tenga en servicio actualmente. Pero Polonia ha ido más allá y poco antes de la reunión se ha mostrado dispuesto a obviar a Alemania y entregar algunas unidades de este carro de combate al Gobierno de Kiev sin autorización alemana.
La distancia política en materia de Defensa entre Berlín y Varsovia se ha disparado en los últimos años por la debilidad alemana frente a Rusia. De hecho, pese a que Polonia estaba modernizando sus unidades mecanizadas tomando como base el Leopardo 2 alemán, en 2020 decidió dejar de lado la industria alemana y comprar 800 carros de combate Hyundai K2 Black Panther a Corea del Sur, de los que ya recibió las primeras unidades a finales del año pasado.
Una de las consideraciones que están encima de la mesa es que Alemania no quiere bajo ningún concepto permitir que el Leopardo 2 entre en combate en Ucrania sin que no haya en el campo de batalla unidades del carro Abrams M1. Son los carros occidentales más modernos y compiten el uno contra el otro en el mercado de armamento y Berlín no quiere correr el riesgo de que una de sus unidades sea capturada por lo rusos sin que Estados Unidos corra un riesgo similar.
Si los rusos consiguiesen hacerse con una unidad de carro moderna y occidental en el campo de batalla lo normal sería que lo enviasen a sus cuarteles para desmontarlo pieza a pieza y ver cuáles son sus puntos débiles, lo que les permitiría adaptar a sus carros elementos para destrozar al carro rival. Una captura de ese tipo y la posibilidad de encontrar las debilidades haría que ese carro de combate perdiese muchísima opciones en los concursos de adquisición de futuros posibles clientes.
La desconocida posición de España
La posición española en el debate sobre el envío de carros de combate Leopardo a Ucrania no está clara. El Ministerio de Defensa de Margarita Robles ha estado toda la semana guardando silencio sobre la posición gubernamental y tampoco ha querido responder cuando ha sido preguntado específicamente por este periódico. El único dato son las palabras de esta semana del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, en las que dijo que "la posibilidad no está sobre la mesa".
Una reunión, por cierto, en la que el Gobierno de España ha sido prácticamente invisible. La razón es que al contrario que la gran mayoría de los países convocados, han optado por no enviar una delegación de primer nivel encabezada por la responsable de la cartera de Defensa. Algo que no es nuevo, pues no es la primera reunión de este tipo a la que no asiste Robles. En su lugar, ha optado por mandar una delegación encabezada por cargos orgánicos militares de segundo nivel.
Este viernes han estado en el encuentro celebrado en la base alemana de Ramstein tanto el director general de Política de Defensa, el teniente general Fernando López del Pozo, como el Jefe del Estado Mayor Conjunto de la Defensa (JEMACON), el teniente general Fernando García González-Valerio. En otras ocasiones el representante ha tenido mayor nivel, siendo el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante general Teodoro López Calderón.

