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Reino Unido rectifica los polémicos protocolos trans que ya se extienden por colegios de toda España

Los profesores decidirán si aceptan el pronombre elegido por el alumno y los menores tendrán que usar baños y vestuarios acordes a su sexo biológico.

Los profesores decidirán si aceptan el pronombre elegido por el alumno y los menores tendrán que usar baños y vestuarios acordes a su sexo biológico.
Manifestación del Orgullo en Londres | Europa Press

Mientras en España la izquierda crucifica a Isabel Díaz Ayuso por la reforma de la ley trans madrileña que pretende aprobar este viernes, países que fueron pioneros a la hora de legislar sobre esta materia corroboran su cambio de rumbo a fin de "proteger a los niños" y plantar cara a los "activistas que tergiversan la ley". Así, el borrador de la nueva guía de orientación para los centros educativos del Reino Unido rectifica los protocolos utilizados hasta ahora al entender que pueden ser perjudiciales para los menores. Se da la circunstancia de que estos protocolos son los mismos que ya se han extendido por nuestro país, a pesar de las numerosas críticas de los profesores, quienes en muchas ocasiones se ven obligados incluso a cambiar el nombre a sus alumnos a espaldas de los padres.

A la espera de las modificaciones que se puedan producir en la Comunidad de Madrid, y que las feministas confían en que puedan trasladarse a otros lugares de nuestro país, los ingleses han optado por dar marcha atrás y dar vía libre a los profesores para aceptar o no la llamada "transición social", valorando para ello si los alumnos han podido ser "influenciados por las redes sociales" o por sus "compañeros".

De esta forma, por ejemplo, los docentes no se verán obligados a utilizar los pronombres preferidos por los alumnos ni a asumir el sexo elegido por ellos. Tampoco tendrán que ceñirse al nuevo lenguaje inclusivo, sino que se establece que podrán referirse a los alumnos colectivamente como "niñas" o "niños", aunque se deja claro que los profesores tienen la "obligación legal" de "proteger y promover el bienestar de toda la infancia" y que, por tanto, todos los centros educativos deberán ser lugares "tolerantes y respetuosos, en los que nunca se admita el acoso".

La responsabilidad del profesor

En definitiva, tal y como ha resumido el propio Kemi Badenoch, ministro de Igualdad del Reino Unido, se trata de otorgar a profesores y directores de escuelas "mayor confianza" a la hora de abordar una cuestión "secuestrada por activistas que tergiversan la ley", para que sean ellos los que valoren cómo actuar en cada caso. "Se deja claro que las escuelas no tienen que aceptar la solicitud de un niño de realizar una transición social, y que no se debe presionar a los maestros o alumnos para que utilicen pronombres diferentes", ha subrayado Badenoch.

Además, las escuelas no tendrán la obligación de proporcionar instalaciones neutrales y se establece que, por regla general, todos los niños deben usar los baños, duchas y vestuarios "designados para su sexo biológico, a menos que les cause angustia hacerlo". La gran preocupación de los centros educativos, no obstante, es hasta qué punto esto puede plantearles serios problemas al descargar en ellos toda la responsabilidad. Precisamente por eso, la Asociación de Líderes de Escuelas y Universidades (ASCL) asegura que valorará detenidamente si la guía es "clara y factible y si impone una carga de trabajo adicional al personal educativo".

En contra y a favor

Como era de esperar, las nuevas directrices han provocado el rechazo de las asociaciones LGTBI, que defienden que hay "evidencias considerables" de que permitir la transición social "mejora la salud mental de los niños y jóvenes trans". Sin embargo, no son los únicos descontentos. La ex primera ministra conservadora Liz Truss ha asegurado que la nueva guía "no va lo suficientemente lejos" y que, por tanto, seguirá permitiendo que los transactivistas "aprovechen las lagunas en las directrices para seguir su agenda". En la misma dirección se ha pronunciado también la ex ministra del Interior Suella Braverman, quien considera "decepcionante" que no se prohíba tajantemente que los alumnos puedan utilizar los pronombres a su antojo. "Hay que hacer mucho más antes de que podamos estar seguros de que los niños están protegidos", ha subrayado.

Frente a las críticas, Maya Forstater, directora ejecutiva de Sex Matters, organización crítica con la deriva trans, ha mostrado su satisfacción ante la rectificación emprendida por el Gobierno: "Esta guía, aunque imperfecta, establece el estándar global para erradicar la ideología trans de las escuelas. Ningún otro país que ha permitido que el lobby trans dicte lecciones y políticas escolares ha actuado de manera tan decisiva para revertir el rumbo".

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